La vicepresidenta elude manifestarse sobre el manifiesto de 46 jueces del Supremo
Rebelión judicial. Y De la Vega insiste en su argumento. Máximo respeto a las sentencias, pero libertad de crítica a las decisiones del CGPJ. En democracia, los poderes como el CGPJ que desarrolla la política judicial están sometidos a la crítica libre y razonable. Así que en su opinión no puede entenderse como intromisión y menos como presión que me haya manifestado sobre determinadas decisiones del CGPJ. Recordemos que De la Vega tuvo palabras durísimas contra el Consejo cuando se sancionó al juez Tirado por 1.500 euros.
No me imagino que el CGPJ no sea capaz de tomar sus decisiones con absoluta independencia con los criterios de neutralidad, objetividad y razonabilidad por el hecho de que se hayan producido críticas. De nuevo la presión sobre el órgano de Gobierno de los jueces. O si lo prefieren, se lo traduzco: en esta batalla, De la Vega está tratando de comerle la merienda a Carlos Dívar, que de momento no ha sido capaz de dar un puñetazo encima de la mesa. Más bien lo contrario.
A Dívar le encanta la buena relación institucional. Y en eso están, en el desarrollo de las competencias, funciones, funcionamiento de la política judicial, modernización de la justicia, incremento de los recursos, etc. O sea que De la Vega le está comiendo la merienda de mala forma. Y con prisas.