• La fusión de Unedisa y Vocento sigue adelante, pero el diario monárquico se independizaría.
  • Los Luca de Tena, que controlan el 10% de Vocento, saldrían de la operación para quedarse con el periódico.
  • Eso sí, limpio de polvo y paja, sin deuda.
  • El problema es cuánto vale ABC, en declive como el resto de la prensa en papel.
  • Y otro más grave, la financiación de la fusión (ajustes y recortes), que da la última palabra a Ana Botín.

La familia Luca de Tena (en la imagen su presidenta, Catalina) tiene una tercera vía para el proyecto de fusión entre los grupos Vocento y Unidad Editorial, ya saben, propietarios del ABC y El Mundo, respectivamente.

La operación, en contra de lo que parecía, no está aparcada, sino todo lo contrario: es una de las apuestas del nuevo presidente de Vocento, Rodrigo Echenique. Y es ahí donde entran en juego los Luca de Tena, que quiere hacer valer su 10% en Vocento para proponer al resto que sigan adelante con la fusión, pero descolgando de la operación a ABC. En suma, lo que plantea la familia es volver a recuperar la cabecera. Eso sí, limpio de polvo y paja, sin deuda, lo cual plantearía los mismos problemas de financiación que subyacen en la fusión de los dos grandes grupos editoriales.

La propuesta rompe de algún modo con los dos planteamientos barajados hasta ahora para esa gran operación corporativa: el de Pedro J. Ramírez y el del presidente de Vocento, Rodrigo Echenique.

Lo que don Pedro José quería era fusionar las dos cabeceras en una, se llamara El ABC de El Mundo o en El Mundo de ABC. Su idea era unir al segundo periódico con el tercero, más al líder de la prensa económica (Expansión) y de la prensa deportiva (Marca), así como el principal grupo de prensa regional, Vocento.

Lo que quiere Echenique, sin embargo, es una fusión corporativa sin que desaparezca ninguno de los dos periódicos, ni ABC ni El Mundo, que seguirían teóricamente compitiendo entre ellos aunque el dueño sería el mismo. Echenique defiende una fusión corporativa por las sinergias que proporciona y el ahorro, sobre todo en personal, que supone. Los perjudicados, obviamente, serían los trabajadores (el plan de ajuste vendría de suyo).

Ahora bien, los italianos de Rizzoli quieren marcharse y sólo aceptan una fusión por absorción. El coste, por tanto, es enorme y necesita una financiación que haga viable la operación.

Es en este punto donde entra Ana Botín, la nueva presidenta del Santander, que también sería decisiva, en cualquier caso, para hacer viable la propuesta de los Luca de Tena. Hay otro problema, además, que es la valoración misma del ABC, imprescindible para alcanzar un acuerdo.

Con Ana Botín en la presidencia del Santander -eso es cierto-, el panorama ha cambiado y para las dos partes, Vocento y Unidad Editorial. En primer lugar, por la mediación de Jaime Castellanos, tío de Ana Botín y partícipe en Vocento (controla el 4,4% a través de Casgo). Castellanos siempre ha presumido de tener mucha influencia sobre su sobrina y de que si por ella fuera, ya sería consejero del Santander. Y en el otro lado, Unidad Editorial, Borja Prado defiende los intereses de los italianos (en Endesa, en Mediobanca, en Mediaset y también, cómo no, en Unedisa). Tanto Castellanos como Prado desean la fusión, en la que, además, como banqueros de inversión pueden ganar su parte.

Un apéndice más. Ana Botín mantiene, a diferencia de su padre, una amistad con Pedro J. Ramírez, lo que no es baladí. Aunque los planes del periodista se vuelcan en el lanzamiento del Universal.com, no le desagradaría recuperar su papel. Hay un incentivo adicional: está convencido de que el Gobierno Rajoy utilizó a Emilio Botín para despojarle de la dirección de El Mundo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com