Sr. Director:

Si atendemos al fervor que, en el Debate sobre el Estado de la Nación, ha desplegado el presidente de Gobierno en la defensa de Educación para la ciudadanía (EpC), parece que a Zapatero le joroba bastante la movida que está habiendo contra la imposición de su nueva asignatura.

Como Rajoy llegó a tacharla de «catecismo del buen socialista», el presidente muy dolido le replicó desde la tribuna mostrándole un manual de la EpC y retándole a que le indicase en qué contenidos de ese libro apoyaba Rajoy su descalificación. Casualmente, el libro que mostró Zapatero era el de la editorial SM, elaborado por el filósofo José Antonio Marina por encargo de la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE), patronal que engloba a la mayoría de colegios religiosos concertados. Y casualmente también, el secretario general de FERE no se opone a que se imparta la EpC en sus centros porque dice que su manual se ajusta al ideario católico y parece contar con las bendiciones del Ministerio de Educación socialista.

La maniobra del presidente con el librito recuerda demasiado al timo de la estampita; ya saben, el del tipo que se hace el tonto y muestra un fajo de billetes diciendo que son estampitas para que el palurdo pique y largarle después el paquete relleno de extraños contenidos. Zapatero muestra el libro de contenidos aparentemente menos conflictivos, para colarnos luego el paquete con el resto de ejemplares de otras editoriales, cuyas estampitas no son ya tan ejemplares. La jugada del presidente resulta comprensible; sabe que, como en el citado timo, juega con la cómplice codicia del timado. Aunque en este caso, más que tirar de la codicia, utiliza un señuelo que hasta ahora le ha funcionado para vendernos toda clase de estampitas: convertirnos en la vanguardia del progresismo universal. Pero esta vez a Zapatero, se le vio el plumero.   

Miguel Ángel Loma Pérez

malomap@telefonica.net