Coincidiendo con la festividad de la Virgen de Lourdes, mañana día 11, se celebra la 17 Jornada Mundial del Enfermo.

Sr. Director:

La enfermedad no es un obstáculo para practicar la fe, sino un estímulo para sentirnos queridos por Dios. Gran parte de su ministerio aquí en la tierra lo dedicó a curar a los enfermos y consolar a los afligidos. "Era sensible a todo sufrimiento humano, tanto del cuerpo como del alma" (Juan Pablo II).

Por eso, los cristianos tenemos que ser testigos de la ternura de Dios y demostrarlo de manera muy especial con los enfermos, que son los más pobres entre los pobres. Es tarea urgente imprimir un rostro más humano en la asistencia y cuidado de los enfermos. Dedicación generosa, encuentro caluroso, delicadeza tierna, presencia humilde y gratuita.

Las mejores páginas de la historia de la Iglesia las han escrito y las siguen escribiendo aquellos hombres y mujeres, que movidos por el amor de Dios, han dedicado toda su vida y energías a servir con cariño y delicadeza a los más necesitados.

Es cierto que nuestra sociedad está pasando por unos momentos graves de crisis económica, pero también hay que reconocer que no sabemos cuales serán mayores, si los económicos o los valores, principios y virtudes, morales y humanos.

Cometemos una gran torpeza cuando limitamos la atención a los enfermos a sus carencias materiales o psicológicas, olvidando que una enfermedad puede constituir un momento privilegiado de encuentro con Dios.

Elena Baeza

bzvile@gmail.com