Sr. Director:
El 1º de Mayo se celebra la Fiesta del Trabajo, en la cual, primordialmente las organizaciones obreras aprovechan para revindicar mejoras y condiciones de trabajo más dignas. No están mal todas estas exigencias, pero además, creo que deberían tener cabida también todas aquellas que resalten el significado espiritual y lo que representa para la dignidad de la persona humana. La Iglesia tiene establecido para este fin la festividad de San José Obrero, que los católicos observamos para darle al trabajo esa dimensión espiritual.
Hemos de tener en cuenta que el trabajo no es un castigo que Dios nos ha impuesto, sino un arma y medio para que ejerciéndolo adecuadamente colaboremos a la mejora de la dignidad de las personas y su bienestar en general, al tiempo que sea un medio para su santificación. Aquí en esta faceta deben entrar también los empresarios, que deben de tratar al trabajador como persona que es, y con la dignidad que merece, no como una máquina que pueda ser utilizada y exprimida solo para producir beneficios a los mismos.
De ahí, la Doctrina Social de la Iglesia que deberían ejercer y tener siempre presente. De esta forma, patronos y trabajadores formarían una unión más sólida que beneficiaria a ambos y se evitarían muchos de los conflictos que surgen entre ellos. También hay que tener muy en cuenta, que no hay que vivir para trabajar, con el solo afán de ganar dinero y mejores condiciones de vida, poniendo todo el tiempo para ello y olvidando facetas de la vida más importantes como es la familia y la atención de los hijos, sino trabajar para vivir y vivir una vida digna que cubra todas sus necesidades, y contribuir con el esfuerzo del trabajo bien hecho al bien común y prosperidad de toda la sociedad.
Vicente Febrer Forés
vfebrer@hotmail.com