Sr. director:
La Oficina de Estadística de la Unión Europea, Eurostat, ha hecho público un informe sobre la evolución de los precios agrarios en 2002. En ese año, los precios de los productos en la UE-15 han disminuido un 1,4% en términos nominales, en relación con el año anterior.
En términos reales, corrigiendo el efecto de la inflación, la bajada de los precios ha sido de un 4%. Por subsectores, el descenso ha sido más acusado en los productos ganaderos (-7,9%) y de una situación prácticamente sin cambios en los precios de los productos agrícolas (-0,1%). El índice de precios de los insumos continúa también su tendencia a la baja de los últimos años (-1,7%).
En España el descenso de los precios de los productos en términos reales (-5,1%) es mayor que la media de la UE. Los responsables económicos del gobierno español culpan del aumento del IPC a los productos energéticos y a los alimentos frescos.
Los datos que comentamos nos llevan a pensar que, o bien se equivocan en Eurostat, o bien, que los argumentos de los miembros del gobierno están viciados y no son del todo ciertos. Por lo que hemos podido captar en el trato con productores y por las crisis de precios que a lo largo del año se han ido produciendo (conejos, leche, porcino, vino, frutas, patatas, etc.,) parece que los datos de Eurostat son ciertos.
Nada nos lleva a pensar que los miembros del gobierno de España mientan. No obstante, eso no les exime de culpa, ya que si los precios en origen han disminuido un 5'1 % y la inflación ha aumentado en un 4% debido a estos productos, quiere decir que los distribuidores y los comerciales tienen unos costos muy elevados o que se están enriqueciendo a costa de los productores y de los consumidores. El control de las dos cosas es una de las obligaciones del gobierno.
¿No les parece que ya está bien de culpar de la inflación a los que más han perdido a lo largo del año?
Jesús Domingo Martínez