El Íbex 35 inició la semana con mal pie. Este lunes llegó a marcar su mínimo anual tocando los 7.332 puntos. Los principales valores afectados eran BBVA, que cayó un 7,43% y Santander, cuyo precio descendió un 7,14%. El resto de la banca también se desplomaba, ya que el Popular y Sabadell bajaron un 6%.
Aunque la caída del selectivo fue generalizada, fue liderada por los bancos. De nada le sirve a la banca española ser la mejor de Europa. No ha podido evitar verse afectada por la nacionalización encubierta del mayor banco del mundo. El pasado viernes la Casa Blanca anunció que se convertía en el principal accionista del Citi, tras la compra del 36% del banco. Wall Street mostró su rechazo a un banco que, a pesar de encontrarse en el Estado más liberal del mundo, se ha convertido en semi-públic.
El pánico guió las decisiones de los inversores: Barack Obama ha incrementado la desconfianza del sector. Desconfianza que sufren indiscriminadamente los bancos españoles, tocados de refilón por los movimientos globales de fondos.
El bajón bursátil del lunes se atribuye también a la ampliación de capital de HSBC, que puede haber sido interpretada como una necesidad de liquidez por parte del banco. Sin embargo, no debería inquietar cuando la entidad sale a buscar el dinero al mercado y no la los despachos públicos.