Sr. Director:
Con el tiempo que lleva de crisis, entre negada y admitida, a estas alturas, es evidente que el Gobierno carece de la audacia necesaria y, aún peor, deja transparentar un serio problema de convicción en sus propias soluciones, algunas rozan el ridículo, y un temor desmedido a perder el favor de los sindicatos y de los parados y, a sufrir un enorme desgaste por ello.
Con el tiempo que lleva de crisis, entre negada y admitida, a estas alturas, es evidente que el Gobierno carece de la audacia necesaria y, aún peor, deja transparentar un serio problema de convicción en sus propias soluciones, algunas rozan el ridículo, y un temor desmedido a perder el favor de los sindicatos y de los parados y, a sufrir un enorme desgaste por ello.
Tal falta de credibilidad se ha trasladado a una inmensa mayoría de la opinión pública en forma de desconfianza, porque si algo transmite el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero es impotencia, pasividad e incapacidad para corregir errores, defectos que sólo combate -y cada vez con menor incidencia en la ciudadanía- con las virtudes de la cosmética política. Y eso, a medio plazo, es insuficiente y engañoso.
Jesús Domingo Martínez
jesusdomingo125@gmail.com