Compensaban las pérdidas con la entrada de nuevos clientes engañados

Un fondo monetario o de tesorería es un producto al que no se le pide casi nada de rentabilidad porque lo que tiene que ofrecer es seguridad. Hoy en día, pongamos que tiene que mantener el valor de la inversión y alcanzar hasta un 3% de rentabilidad. Esa línea es la que atrae a sus clientes: gente sin otras ambiciones que la de huir de los riesgos como de la peste.

Pero hay ‘gestores' que quieren más; quieren quedar los primeros en los ‘rankings', y para eso viene bien un poco de doping en la forma de productos estructurados de inversión -los famosos SIV-, en proporciones que inicialmente pudieron llegar a alcanzar el 20% de la cartera.

Como es lógico, con el castañazo de la burbuja especulativa montada sobre las "subprimes", el valor de este producto basura vuelve a ser el que siempre debía haber sido, cero cero (z.z. en siglas inglesas). Esto es algo que los gestores, las Gestoras (empresas que les pagan) y los dueños de las Gestoras (sean o no bancos) debían de irse maliciando hace tiempo y proceder como solventes entidades financieras y no como chiringuitos.

Pero, en lugar de reconocer las pérdidas en el valor liquidativo del fondo monetario (p.e. de 100 bajar a 80), parece ser que algunas Gestoras han decidido "rebajar" el impacto de las pérdidas dando entrada a nuevos partícipes al precio de 100 (que incluye una valoración ilusoria de la parte invertida en SIV) porque no es lo mismo perder un 20% de un fondo monetario de golpe que un 2% (la inversión inicial de los incautos iniciales, ahora extendida y compartida con todos los incautos que se puedan reunir); tanto que en un caso basta con echar al listo, pero en otro hay que reponer fondos a los inversores (como acaban de hacer el Dredsner y Allianz en Alemania) y deben dimitir o ser dimitidos los que han organizado y permitido semejante frivolidad.

¿Y la CNMV? Calladita, claro, que no está para defensa del ahorrador sino del intermediario.