Sr. Director:

La Autoridad de fertilización y embriología humanas del Reino Unido ha decidido autorizar a un laboratorio de Newcastle llevar a cabo experimentos con células madre embrionarias humanas (CMEH) para usos terapéuticos. El permiso es limitado en el tiempo y sujeto a revisión, y fue emitido bajo la condición de estrictos propósitos terapéuticos y con el límite de 14 días de crecimiento embrionario.

El anuncio aparece tras la reciente publicación en Science del desarrollo de embriones humanos hasta el estadio de blastocistos, realizado por un equipo de científicos coreanos y es la confirmación de que la carrera científico-industrial para la producción de CMEH, temida por muchas personas e instituciones, ha empezado ya. De hecho, en julio, el Gobierno japonés autorizó un uso limitado de la clonación embrionaria humana para usos terapéuticos, ya se ha obtenido la primera licencia australiana para la producción de líneas celulares de CMEH.

Como siempre, la justificación "ética" para los estudios de clonación es el potencial curativo de las CMEH sobre enfermedades importantes como el Parkinson, el Alzheimer o la diabetes.

Como siempre, los fines humanitarios son una simple cortina que permite la manipulación de la opinión pública para esconder los enormes intereses financieros e industriales que se esconden detrás de las CMEH.

Una vez más, el alto potencial de crecimiento descontrolado de estas células, que significa un alto riesgo de que se malignicen si se utilizan para reparar o reemplazar órganos o tejidos, no se ha mencionado; igual que aún debe encontrarse algún medio poderoso de inducir tolerancia inmunológica antes de que las CMEH puedan emplearse.

No se reconoce la investigación con células madre adultas, a pesar de ser las únicas que ya han presentado resultados importantes desde el punto de vista clínico. De hecho, sólo en las últimas semanas, Nature ha publicado un estudio llevado a cabo en California demostrando que células de cerebro de ratón se convierten en células de vasos sanguíneos; mientras que investigadores alemanes publicaron en Lancet que células madre derivadas de médula ósea mejoraban la función cardiaca después de infartos de miocardio. En la misma revista, científicos ingleses publicaron que células de la piel se transformaban en células cerebrales, alimentando la esperanza de hallar sin problemas éticos una cura contra el Parkinson.

Paradójicamente, The Lancet, una de las más prestigiosas revistas médicas del mundo, ha empezado una campaña por la investigación con células madre embrionarias humanas a medida que se aproxima el debate de las Naciones Unidas sobre la prohibición de la clonación y los votantes estadounidenses están siendo sondeados. Un número muy reciente ha sido dedicado casi exclusivamente a los temas médicos, científicos y legales, sobre las células madre, con un editorial que urgía a los científicos a ejercer un fuerte lobby por la causa. Irónicamente, la nota de prensa de la revista sólo subrayaba el progreso en el campo de las células madre adultas. Sin embargo, el editorial declaraba que las aplicaciones clínicas de las células madre embrionarias están al caer.

La FIAMC reafirma que es éticamente inaceptable sacrificar deliberadamente la vida de ningún ser humano, incluso en estado embrionario, aún si se hace para mejorar las condiciones de salud de otros seres humanos.

La FIAMC invita a todos los médicos e investigadores católicos a convertirse en un activo lobby, también con ocasión de citas electorales, para obtener una prohibición total de cualquier clonación de embriones humanos, aunque sea por razones terapéuticas.

La FIAMC invita a los parlamentarios católicos a considerar los riesgos que supone la clonación para la humanidad.

La FIAMC urge a las autoridades políticas y a los espónsores particulares a apoyar los estudios con células madre adultas, cuyo potencial terapéutico ya ha sido demostrado.

Finalmente, la FIAMC invita a no olvidar las epidemias planetarias como la malaria, el sida o la malnutrición, que afectan especialmente a África y podrían resolverse con muchos menos fondos.

Gian Luigi Gigli, presidente de la FIAMC