Parece que se trata ya de una costumbre, pero eso de no asistir al trabajo -y cobrar- no es nuevo. Es una acción descarada de cara a quienes votaron por uno u otro partido. Mucho morro, ¿no? Manuel Villena lo cuenta.
Sr. Director:
Nuevamente, el día 12 del corriente, hemos podido contemplar el bochornoso espectáculo de ver el Congreso de los Diputados prácticamente vacío.
El Presidente de la Cámara Baja, Sr. Bono, ante tanta desfachatez ha recriminado tan holgazana actitud con un comentario sumamente sutil. Dejémonos de sutilezas, ya es hora de que a los padres de la patria se les aplique la misma vara de medir que al resto de los españoles.
Si la falta al trabajo estuviera justificada pues nada que objetar, ahora bien, si no hay justificación se les debería detraer de su generosísimo salario y dietas la parte correspondiente a los días de ausencia injustificada. Pero puede darse el caso de que las faltas siguieran produciéndose, hay casos en que no han asistido en toda una legislatura.
Ante este caso lo más justo y expeditivo sería la expulsión del trabajo por dejación manifiesta de funciones y otorgarle el escaño al que le hubiese seguido en la lista electoral.
En una palabra igualdad de trato a los millones de trabajadores que día a día cumplen con su obligación y conciencia. ¿Es mucho pedir?
Manuel Villena Lázaro
manolovillena@hotmail.com