En la edición de este lunes les contamos cómo se ha duplicado el número de pobres desde el comienzo de la crisis. Los datos de Caritas nos muestran por un lado las caras de la pobreza: jóvenes, parados, inmigrantes, separados, mujeres con hijos, ancianos Pero por otra parte nos transmiten cierta saturación y, sobre todo, la imposibilidad de resolver la raíz de estos problemas: no pueden dar viviendas ni trabajo.

Las Administraciones públicas derivan en muchas ocasiones a los ciudadanos hacia esta ONG de la Iglesia, pero el drama es que la mayor parte de las personas atendidas tampoco cumple los requisitos para recibir la Renta Básica o Mínima porque los criterios se han endurecido y son muy desiguales según las autonomías. Si se consigue acceder a esta ayuda, el plazo desde que se pide hasta que se cobra es de casi tres meses. En este sentido, Caritas considera también patente la lentitud de los servicios sociales públicos para resolver situaciones de emergencia. Finalmente, son las ONG como la propia Caritas las que tienen que hacerse cargo de estos casos.

De esta manera, la burocracia, tradicional enemiga de las personas y de la eficacia en general, se ha convertido también en un escollo que favorece la pobreza. El resultado es una externalización de hecho de los servicios sociales públicos, afectados también por el carajal autonómico. Con la diferencia de que el proceso consiste en quitarse de encima una tarea que acaban por realizar asociaciones sin ánimo de lucro. Después, los demagogos jugarán con la idea de fastidiar a la Iglesia no marcando la casilla del IRPF.

Mariano Tomás

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