Aunque muchos espectadores tengamos en la memoria la película de Disney, la nueva versión francesa que llega ahora a los cines recrea con más fidelidad el resumen que del popular cuento de hadas publicó, en el año 1756, la escritora francesa Jeanne- Marie Leprince de Beamont. Por ello, respecto a otros acercamientos al relato, la heroína tiene hermanas superficiales y egoístas pero se mantiene el meollo principal: el sacrificio que Bella realiza por su padre que le conduce a abandonar su hogar y a marchar al tenebroso castillo de la Bestia para pagar la deuda contraída…
El director galo Christophe Gans no hace malabarismos argumentales y apuesta más por la forma que por el fondo, de ahí que lo más destacado de su película sea su recargada puesta en escena, muy gótica, que va como anillo al dedo a este relato. Desgraciadamente, nunca consigue hacer olvidar ni la película realizada por Jean Cocteau, en el año 1946, llena de mensajes subliminales, ni la mencionada y simpática versión realizada por Disney en el año 1991.
A pesar de ello, y quizás por su falta de sorpresas, este largometraje fallido puede agradar a los aficionados a los cuentos de hadas clásicos, que disfrutarán de dos conocidos actores en cometidos muy diferentes: Vincent Cassel, bajo el aspecto de la Bestia y Eduardo Noriega en el antipático papel del malvado de la trama.
Para: Aficionados a los cuentos de hadas al estilo clásico