Al final, la banca española ganó 5.863 millones de euros durante los nueve primeros meses del año, un 17% más que durante el mismo periodo del año anterior. Además, su margen de explotación creció un 37%, mientras su rentabilidad sobre el activo, el mejor termómetro para medir la marcha del negocio, ha empezado a subir tras la crisis de los años 2002 y 2003.

Ahora bien, no conviene engañarse con estos crecimientos. Por ejemplo, el margen de intermediación está estancado. Nominalmente, crece un 18%, pero eso ha sido gracias a los dividendos que han proporcionado a la banca sus industrias participadas. De enero a septiembre, las participadas han aportado a los bancos 3.297 millones de euros, más del doble que un año antes. Y también gracias al crecimiento de las comisiones, que aumentan a un ritmo del 10%. Sólo en comisiones netas, los bancos españoles han ingresado 4.033 millones de euros en nueve meses. Por cierto, la parte del león de estos ingresos por comisiones procede del resurgimiento del ahorro colectivo. Por lo que respecta a fondos de inversión, han experimentado un fortísimo crecimiento los fondos de renta variable y los internacionales. Estos últimos conllevan más riesgo para el partícipe y comisiones más altas para el gestor bancario. Y también han ingresado los bancos más comisiones por razón de los fondos de pensiones, precisamente esos productos a los que el Gobierno Zapatero quiere restar atractivo fiscal. En este sentido, el asesor monetario de la patronal bancaria AEB, Juan Basurto, afirma que el sector apoya  la neutralidad fiscal, pero siempre que hablemos de productos similares. En definitiva, a Basurto le resulta ilógico que se suprima la desgravación fiscal a planes de jubilación mientras se mantiene la iliquidez de este tipo de ahorro.

Las cuentas de la banca española también han mejorado porque la morosidad se sitúa en zonas mínimas por una media del 0,7%, y ya lleva cinco años por debajo del 1%. Al parecer, a quien nunca deja de pagar el español es a su banquero. Ahora bien, si hablamos de negocio recurrente, de actividad crediticia, entonces, estamos en encefalograma plano. Los bajos tipos de interés y las competencias de nuevas entidades tipo ING han forzado una situación tan elemental como esta: El negocio bancario no da dinero en España, aunque los bancos logren beneficios históricos. Y ambas realidades son compatibles.