Ante las dudas presentadas deberá de resolver una consulta o cambiar la ley
Absoluto caos en el mundo de la contabilidad, gestorías y asesorías contables. La nueva normativa del impuesto de sociedades se aprobó antes del nuevo plan contable, lo que ha dado lugar a muchos problemas de interpretación. Tantos que¿Cuál es el problema? Que el nuevo plan contable establece un sistema de valoración nuevo en las carteras. Es decir, los activos financieros ya no son valorados a su precio de adquisición como hasta ahora, sino a un "precio razonable". ¿Cuánto es eso? No lo sabemos.
En el caso de tratarse de activos cotizados en bolsa, sería el valor bursátil. Pero este resulta muy volátil. Y ocurriría que en caso de un calentón bursátil, las plusvalías aflorarían a la cuenta de resultados y tendrían que pagar impuestos por ello antes de vender. A cambio, si se produjeran minusvalías, minoraría la base del impuesto. Un follón.
Más complejo todavía resulta si hablamos de sociedades no cotizadas. ¿Cuál es entonces el criterio de valoración? Todo esto es lo que ahora se está planteando. Y muchos se discuten por qué se ha aplicado sobre los valores de cartera y no sobre los inmuebles, como se venía rumoreando. Aplicar el valor real del inmueble permitiría aflorar fiscalmente enormes plusvalías. Un superchollo para la Hacienda de Solbes. Finalmente no se hizo sobre los inmuebles, pero sí sobre las carteras. ¿Por qué?
La otra pata de la discusión es por qué llevar estas plusvalías a la cuenta de resultados en lugar de exclusivamente al balance. Resultaría más razonable. Permitiría ofrecer una imagen fiel de la situación económico-financiera de la sociedad sin necesidad de tocar su cuenta de resultados operativa. Y sobre todo, sin necesidad de tocar su factura fiscal.
Y como el asunto no está claro, lo mejor es esperar. El receptor considera que la Dirección General de Tributos deberá de resolver el asunto mediante una consulta vinculante que aclare la norma o bien mediante la modificación de la misma. El caso es que de momento los despachos fiscales están patas arriba.