No es seguro, pero el famoso Plan Nacional de Asignación de Emisiones, que desarrolla en España el Protocolo de Kyoto (en otras palabras, que dice quién debe rascarse el bolsillo), puede ser aprobado por la Comisión Delegada de Asuntos Económicos en su sesión del jueves 17. Por de pronto, la idea consiste en forzar el periodo transitorio (2005-2007) para no provocar demasiados estropicios en Endesa y Unión Fenosa. Luego, en el año 2008, el muy ecologista Gobierno Zapatero apretaría las tuercas y adoptaría el fundamentalismo verde, también llamado "kyotista".

 

Para entonces, el Gobierno podría valorar si la aplicación "a lo bestia" del Protocolo puede provocar daños irreparables a las eléctrica y a la industria española en general. Será entonces cuando se estudie si hay que subir los impuestos de las gasolinas para financiar el costoso ecologismo de Kyoto.

 

Cualquier cosa menos enfrentarse a Bruselas para modificar los terribles compromisos asumidos por la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino.