Ayer informábamos sobre la firme postura del consejero delegado de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, sobre la polémica de Kyoto. La eléctrica "vasca" defiende que han realizado inversiones para adaptarse a los protocolos de contaminación y exigen al Gobierno que se aplique el principio de que quien contamina, paga. "Si nosotros nos quedamos tuertos, el resto se quedará ciego", es el espíritu que se respira en casa Oriol. Muy constructivo.
Pues bien, la polémica no ha cesado. Ni cesará hasta el 31 de marzo, fecha tope en la que el Gobierno deberá de tener listo el Plan Nacional de Derechos de Emisión. De momento, el presidente del Club Español de la Energía (CEE), Elías Velasco García, ha decidido templar gaitas entre los actores de la escena: "Es un tema muy preocupante que puede alterar los sistemas de competencia, por lo que debemos de pedir la máxima prudencia y actuar con suma cautela". Es decir, puede que llueva, puede que no.
El público convocado al tradicional acto de Balance y Perspectivas del CEE se revolvía en sus asientos. Iñigo Oriol, que se encontraba en la mesa presidencial, también. Aquí hay debate. Por otra parte, Velasco García se refirió a los riesgos de que el actual equilibrio económico-financiero quede alterado y a la contingencia de que el sector no sea capaz de atraer inversiones para hacer frente al creciente crecimiento en el consumo, que el año pasado alcanzó un incremento del 6,2%.