El presidente argentino, Néstor Kirchner, planea la renacionalización de YPF por una doble vía: Impuestos a la exportación abusivos y competencia desleal en precio con petróleo venezolano de Hugo Chávez

 

La victoria del presidente Hugo Chávez en el referéndum revocatorio tiene desatado al Ejecutivo argentino de Néstor Kirchner. Ambos firmaron hace tiempo la creación de la petrolera Petrosur, que agrupara los activos petroleros del Cono Sur americano. La semana pasada, Kirchner anunció la creación de la petrolera pública Enarsa, cuya misión sería fijar los precios "testigo". O sea, comprar barato al amigo venezolano y destrozar un mercado ya de por sí muy dañado por las permanentes alzas en los impuestos a la exportación. ¿El objetivo? Renacionalizar la petrolera YPF, utilizarla como herramienta para obtener divisas y sumarse a la "revolución" Chávez. La salida física de los máximos directivos del país por motivos de seguridad, ayudará en el proceso.

 

Los piqueteros toman la sede de YPF en Buenos Aires cada vez que les parece oportuno. La pasividad de la policía bonaerense es comparable a la de los gendarmes cuando a los agricultores franceses les daba por esa "diversión tan poco agradable" de volcar camiones de frutas españoles.

 

En el fondo, los "piqueteros" argentinos son a su Gobierno lo que los "chicos" de la "kale borroka" al Gobierno vasco: buena gente descarriada, víctimas de una sociedad injusta que les impulsa a comportarse de manera violenta. Si encima hacen el "trabajo sucio", no utilizarán a "esta" policía para reprimirles. Finalmente, comparten el mismo objetivo: renacionalizar YPF. Un verbo pronunciado en muchas ocasiones más como utopía que como proyecto realizable.

 

Pero la estrategia está funcionando. La primera estación consiste en incomodar al primer nivel de la compañía de manera que su permanencia en el país resulte insostenible. Ya no queda nadie de YPF con residencia en el gran Buenos Aires. Su máximo directivo, Ramón Blanco, ha trasladado su residencia a Madrid porque no soporta el clima de inseguridad. Y no es el único.

 

El segundo paso es apretar las tuercas de las compañías vía impuesto a las exportaciones. El Estado las justifica por la devaluación, pero la realidad es que la relación dólar-peso está más que estabilizada. Las petroleras han mostrado su malestar por las dos subidas consecutivas en 60 días, pero el Ejecutivo K está feliz de que las divisas obtenidas le permitan cuadrar los números.

 

El último paso y definitivo es la creación de una empresa pública petrolera. Enarsa se dedicaría a fijar precios "testigo" en el mercado energético y explorar nuevos yacimientos. Aunque quizás ya no sea necesario. La estrategia pasa por que Chávez suministre petróleo barato a Enarsa haciendo inviable el negocio de las compañías privadas, "que terminarán cayendo como fruta madura". En cualquier caso, el Gobierno Kirchner ya manejaba otras alternativas a la venezolana, en caso de que Chávez hubiera perdido su "siferéndum".

 

Repsol era consciente de que el idilio mantenido con la Administración Kirchner, a cuenta de la regalías que le permitieron gobernar con holgura en su región, tenía fecha de caducidad. La empresa presidida por Alfonso Cortina ya había realizado prospecciones en otros países para diversificar el riesgo, adelantando la posibilidad de que este escenario pudiera llegar a darse.

 

Y se dio. Chao, chao Argentina. Kirchner está en la vía de la victoria. Aunque está por ver que las coimas de Enarsa no encarezcan su producto final y que Estados Unidos permita semejante patada a la seguridad jurídica y a los intereses de las sociedades norteamericanas.

 

El pulso está echado. Chávez prosigue con su proyecto de "bloquear" a Estados Unidos y establecer un régimen "alternativo al liberalismo capitalista de Washington". Para ello, comienza a tender redes con el poder que le da el oro negro que se encuentra en su subsuelo. Al suministro cubano se suma ahora un reciente acuerdo para proveer de petróleo a la Republica Dominicana a buen precio y en cómodos plazos. Súmenle a la brasileña Petrobás y a la argentina Enarsa y el resultado es Petrosur, la gran petrolera hispanoamericana que pretende "nockear" a los Estados Unidos.

 

El cierre del círculo vendría con la victoria republicana de John Kerry. Kirchner y Chávez saben que Bush les lanzaría un órdago a lo grande y probablemente ganaría. Por criterio geopolítico, pero también por los intereses petrolíferos de la familia Bush, administradora, por cierto, de los bienes del ex presidente argentino, Carlos Menem. Apasionante duelo.