El Obispo de San Sebastián asegura que el contacto de la iglesia con el joven tiene que ser más directo, porque todo el proceso de secularización ha afectado profundamente el interior de la persona.

 

"Sería ridículo decir que las cosas van bien en la transmisión de la fe. Nos preocupa mucho la evangelización en el tiempo en el que la secularización está siendo un gran tsunami." Así lo ha afirmado el Monseñor Munilla durante su intervención en el curso de verano 'Los jóvenes y la Iglesia' en la Universidad Rey Juan Carlos. "La evangelización de los jóvenes se hace desde un gran respeto y cariño, pero nunca hay que idolatrar a la juventud, pues tenemos que tener a la madurez como meta, no a la juventud permanente."

Con estas palabras, el prelado ha abordado la realidad cultural de nuestra nación, donde "el contexto de la iglesia con el joven tiene que ser más directo, porque todo el proceso de secularización ha afectado profundamente el interior de la persona." Ha asegurado que "la emergencia educativa es mayor en España que en otras partes del mundo. Nuestra situación es especial, hemos vivido sin cuidar lo esencial.", añadiendo que "se ha robado el alma cristiana de nuestra nación. La influencia social ha sido brutal, se ha ido creando una desafección hacia la Iglesia Católica." Destacando que aún así, son muchos los que caminan con la Iglesia.

El obispo de San Sebastián ha manifestado que "la ideología de género es como una metástasis del marxismo. La impresión que nos da es que el marxismo, aunque ha caído como modelo económico, sigue queriendo ser modelo antropológico"

Ante la cuestión sobre qué ofrece la Iglesia a los Jóvenes, Munilla ha dicho que "su deseo de felicidad entronca con el deseo de Cristo de contestar sus preguntas, presentar la propuesta, mensaje de salvación, de felicidad." Para ello, "el acompañamiento personal es fundamental. En esto nos jugamos el fruto debido de respuesta madura, porque el joven necesita curar sus heridas, afectivas, intelectuales y psicológicas."

El responsable en la Conferencia Episcopal Española de la Pastoral de la Juventud ha añadido que "necesitamos presentar un proyecto coherente con un sentido ético que no deje de lado la dimensión afectiva. El Evangelio para los jóvenes es acompañar también a otros en el mundo del dolor y del sufrimiento, en contra del narcisismo imperante que nos invade, olvidándose de sí mismo para poder ser seguidor de Cristo." También ha dicho que "los espacios de encuentro son necesarios como lugares alternativos para poder presentar el proyecto y vivir desde la fe."

El obispo vasco ha propuesto tres modelos para sumar a la pastoral juvenil: la experiencia San Juan Bosco, centrada en compartir el tiempo con los jóvenes; ser testigo y referente, como hiciera Juan Pablo II, y ayudarles a tener capacidad crítica ante el relativismo, como está haciendo Benedicto XVI .

Finalmente se ha referido a la JMJ como "la llamada del Papa y el encuentro de jóvenes que se encuentran con otros jóvenes ampliando el horizonte, donde necesariamente el acompañamiento de los sacerdotes les dará hondura y profundidad, y conciencia de paternidad y maternidad de la Iglesia", diferenciándola del paternalismo. En su conclusión, destacó la importancia de que "Benedicto XVI va a poner a los jóvenes del mundo ante la presencia de Jesús, hermano, amigo y redentor del mundo, pidiendo que puedan tener siempre el corazón de Cristo a su lado."