"Sepáis que Dios me ama aunque parezca que no me conoce… porque detrás del sufrimiento hay un proyecto bueno, un proyecto de amor". No, esto no lo dijo en el Viacrucis celebrado la noche del viernes en Madrid, sino años atrás, para explicar el misterio del dolor humano, que se explica por dos vías: no lo provoca Dios sino el hombre y porque detrás del dolor hay un proyecto de amor y también de alegría, ese árbol que tiene sus raíces en forma de cruz. Es lo que tiene vivir en el espacio y el tiempo, es decir, estar sometido al cambio, que siempre distorsiona al hombre.
No, el Viacrucis 19,30 celebrado en pleno centro de Madrid, con los mejores pasos españoles, se había programado para las 19,30 horas pero el sol debe ser como el presidente Zapatero, un referente de la libertad religiosa, así que decidió castigar a los jóvenes presentes con un martillo pilón. El viacrucis no es más que la mejor manifestación litúrgica de la 'ideología' social católica: "El único camino es renunciar a la violencia: llegado el caso, mejor morir que matar".
Ni el sol para al Pontífice. El Papa quería transmitir el mensaje de esta especialísima oración cristiana que rememora la Pasión de Cristo y, con su grandiosa capacidad para hacer titulares periodísticos (si no fuera Pontífice le contrataba para Hispanidad), resumió el mensaje en un solo punto: "No paséis de largo ante el sufrimiento humano".
La aglomeración de jóvenes en el viacrucis fue aún mayor que la del día anterior, ceremonia litúrgica en Cibeles. Esto va creciendo. Ya hablamos de 1 millón de jóvenes llegados de todo el mundo, muchos con grandes dificultades para realizar el viaje pero la cifra final, en la vigilia del sábado y la eucaristía del domingo, puede superar esa cifra con creces.