El asesinato de un dirigente de la oposición laica en Túnez ha acentuado una nueva oleada de protestas en el país.
Con un fondo de malestar social por la incapacidad del Gobierno para reanimar la economía: lo que en realidad ocurre es que están saliendo a la luz pública las grandes contradicciones internas del mundo islámico. La "revolución" que estalló hace dos años y que acabó con la dictadura militar, como ha ocurrido después en Egipto, ha llevado al poder a diversas corrientes islamistas entre las que figura el "salafismo", basado en la vuelta de las sociedades islámicas a sus orígenes, en abierta confrontación con el mundo moderno.
Esta corriente radical, aunque es minoritaria, está tratando de imponer todo el rigor de la "sharía", la ley islámica, en contra de los hábitos de una población que practica la tolerante y tradicional escuela malekita, inspirada en la espiritualidad sufí.
Además en Túnez existe una fuerte corriente laica, que se niega a admitir la transformación de la defenestrada dictadura en una teocracia encubierta. El gran debate de fondo: la relación entre Islam y modernidad, especialmente su consideración de la razón y de la libertad. Esa sería una auténtica revolución en los países árabes.
Jesús D Mez Madrid