Sr. Director:

No admiro a los ricos ni poderosos; pero ni reprimo inquiero reprimir mi particular atracción por los que pasan por la vida haciendo el bien. Por eso, me llama la atención la católica Irena Sendler, heroína polaca durante la invasión nazi de Polonia.

Como enfermera, salvó la vida a 2500 niños judíos; se las ingeniaba para sacarlos del guetho y diseminarlos en familias católicas de Europa, no sin antes guardar la referencia para poderlos restituir pasado el peligro. Fue condenada a muerte pero se libró (hubo un soborno).

A pesar de haberse expuesto tanto, no se considera una heroína. Me maravilla su humildad: "podría haber hecho más", "este lamento me seguirá hasta el día que muera.", "yo no hice nada especial, sólo hice lo que debía, nada más". Evoco las palabras del Evangelio: "Con la misma medida con que midáis, seréis medidos". La medida de Irena Sendler, ¿no fue dilatada? Al terminar la guerra volvió a empezar: ayudó a crear casas para ancianos, orfanatos y un servicio de emergencia para niños. No sin razón, la organización Yad Vashem en Jerusalén, le concedió el título de Justa entre las Naciones.

Keka Lorenzo

lorenaske@gmail.com