Me encanta Internet. Ayer mantuve otra conversación (y van...) con un importantísimo portavoz de una importantísima empresa española, casi diría la más importante. Sus tesis no eran muy originales, y hablaban de los "daños" que podían hacer los famosos confidenciales, es decir, sin ir más lejos, éste que están ustedes leyendo. Cuando un portavoz habla de "daños", y no precisamente colaterales, se refiere a daños a su señorito, naturalmente, pero vamos a poner que sea a la institución. Como uno ya está acostumbrado a este tipo de sermones, no le di mucha importancia, pero reconozco que me encabrité un tanto cuando me puso como modelo de lo que deberíamos hacer los periodistas digitales. Le respondí que lo que él pretendía vender como periodismo honesto era periodismo borreguil. Tan riguroso como borreguil.
Internet es un paraíso de libertad y de locura, porque es el único lugar donde se vierte lo políticamente incorrecto, es decir, donde hablan los libres y los locos. También los hay que no son libres ni locos, sino un poquito cabrones. Es el coste de la libertad. Pero, miren por dónde, suelen ser cabrones, no chantajistas, que ésta última es tarea, precisamente, de los grandes editores, los que extorsionan a los poderes económicos y políticos. Los primeros se dejan chantajear con mucho gusto, dado que, con tener bien untados a unos cinco editores (la concentración de la prensa, radio y TV permite que sean cinco y pocos más), saben que no se toparán con ninguna indiscreción, y que hasta sus pecados mortales serán tratados con "todo el respeto que exigen la ley y el secreto profesional".
En otras palabras, políticos y empresarios están cabreadísimos con Internet porque no pueden controlarlo. Al mismo tiempo, quien tiene algo que decir, por ejemplo que tiene (¡Dios nos asista!) alguna convicción que defender, por ejemplo la fe cristiana, no tendrá hueco en los muy rigurosos medios tradicionales, y tendrá que acudir a Internet.
En los medios tradicionales no hay otro pluralismo que el partitocrático. Tan ambientalmente correcto es El País de Polanco como El Mundo de Pedro J. Ramírez: sólo que el primero apoya al PSOE y el segundo al PP... y todos ellos apoyan a las compañías con mayor presupuesto publicitario. El enfrentamiento, a veces calificado de cainita, entre medios informativos no es más que un espejismo, un combate amañado, lucha libre para impresionar a los necios.
Internet sobrevive a todo este tongo en que se ha convertido el sistema informativo, gracias a su pequeñez. Hacen falta 6 millones de euros para montar una radio (que, además, no se puede montar sin licencia), 60 millones de euros para poner en marcha un periódico, 100 para comenzar con un canal de TV (que tampoco puedes comenzar sin licencia), y no menos de 600 para una plataforma de tv de pago. Pero con 1.000 euros y algo que contar puedes poner en marcha un periódico electrónico o un confidencial. Por eso Internet es libre, porque es pequeño. Y lo pequeño es hermoso, pero molesta muchísimo al Sistema. Al sistema de los grandes editores, naturalmente. Y por eso, también, hay que dar gracias a Dios por el hecho de que, por el momento, Internet sea el mayor éxito informativo y el mayor fracaso comercial.
Sí los grandes medios son más rigurosos, porque tienen más medios, pero también más borreguiles. Así que, a pesar de toda la porquería que circula por la WWW: ¡Viva Internet!
Quizás por eso, sólo en Internet es donde se pueden encontrar dos joyas como las que hoy recoge el semanario Fe y Razón, del suplemento larazon.es. La primera hace alusión a la página http://www.jocarmo.com/are/sobrevivientes.htm. Allí vierten sus experiencias aquellos que han logrado sobrevivir a un aborto.
La otra es e-cristians, una web que sólo podría surgir en Cataluña. No me pregunten por qué, pero estoy convencido de ello. Allí, el ex portavoz del Ayuntamiento de Barcelona, Josep Miró i Ardevol, ha desmontado las calumnias contra la iglesias del cineasta Costa Gravas, director de Amén. Las mismas mentiras que llevan propalando algunos lobbys judíos, que no todos, sobre Pío XII. Recuerda Ardevol que la Iglesia, la alemana y la universal, a través de Pío XI, fue la primera en condenar el nazismo, y que Hitler se vengó de estos ataques cerrando las escuelas católicas y matando a 4.000 religiosos (www.larazon.es). La Iglesia se enfrentó al paganismo nazi mucho antes que los mismo judíos. Pío XII reafirmó la doctrina de su antecesor y se dedicó, en plena Segunda Guerra Mundial, a acoger y proteger, también en el propio Vaticano. Y a un pelo estuvo de que los nazis entraran en los edificios que componen la minúscula capital administrativa de la cristiandad.
Pues bien, según el Sistema que controla los medios informativos, una especie de "pool" del pensamiento único, ese señor, Pío XII, es un "hijo de puta". Son palabras textuales del nuevo académico de la Real de la Lengua, señor Arturo Pérez-Reverte. Un escritor y periodista de talento que escupe desesperanza. Y ya saben que la desesperanza consiste en arremeter contra todo lo que es digno, o sea, contra Pío XII.
Claro que cultura del eximio académico alrededor de Pío XII es la extraída del cineasta Costa-Gravas, que con su film Amén ha realizado todo un insulto a la historia y a la inteligencia. ¿Quién lo ha desenmascarado? Una página en la Red llamada e-cristians.
¡Y que viva Internet, tierra de asilo para los desterrados del Sistema!
Eulogio López