Francia acepta tímidamente desmontar su entramado de ayudas agrícolas para facilitar el acuerdo con la OMC

 

El Comisario Europeo de Comercio, Pascual Lamy, acudió a Ginebra con el compromiso francés de recortar sus ayudas agrícolas. Alemania presiona para suprimir la PAC. El G-20 flexibiliza su postura. Las ONGs piden protección arancelaria para los países más pobres para garantizar la suficiencia alimentaria. IntermonOxfam critica que la UE esté "secuestrada" por unas pocas compañías agrícolas concentradas en la cuenca de París, el sur de Alemania y Gran Bretaña.

 

La Cumbre de la OMC en Ginebra se ha saldado con un acuerdo. De mínimos, pero acuerdo. "Tenemos las fórmulas, ahora quedan los números", decía en la mañana del lunes 2 el comisario europeo de Comercio, Pacual Lamy. Y el acuerdo no fue fácil porque las posiciones iniciales estaban enconadas y amenazaban con concluir en un fracaso similar al de Doha y Cancún. Finalmente, en la madrugada del sábado 31 se alcanzó el acuerdo.

 

¿Qué permitió salvar los muebles? Por una parte, el cambio de signo por parte de las autoridades francesas. Pascual Lamy acudió a Ginebra con un compromiso galo de reducción paulatina de las subvenciones a la exportación. Pero, además, las dificultades presupuestarias de la Unión y la ampliación a 25 miembros ha hecho que Alemania tampoco desee pagar más facturas que las indispensables. Por otra parte, la flexibilización de las posturas del G-20, formado por los países emergentes, ha hecho posible el acuerdo del marco de negociaciones.

 

IntermonOxfam también señala como factor de acuerdo el hecho de que la UE "ha dejado de obsesionarse con Singapur", un acuerdo que incluía, además de comercio y facilitación, competencia y obras públicas. "Resulta inexplicable que la UE siga secuestrada por unos pocos productores agrícolas, que impiden el progreso de las negociaciones en otros sectores donde la UE es mucho más competitiva", critica Gonzalo Fanjul, director de estudios de IntermonOxfam.

 

Fanjul va más allá. En su opinión, la UE no busca la suficiencia alimentaria y el mantenimiento del medio rural, sino apoyar a unas compañías concentradas en la cuenca de París, el sur de Alemania y Gran Bretaña. "Existe una concentración según la cual el 80% de las ayudas llegan al 20% de los agricultores", denunció. No obstante, según los estudios de IntermonOxfam, España es el país de la Unión Europea donde están mejor repartidas las ayudas y suponen un verdadero impulso al medio rural. "Aunque resulte escandaloso ver las cifras recibidas por la Duquesade Alba o Mario Conde", matizó Fanjul.

 

Al margen de esta polémica, Manos Unidas duda de que el acuerdo alcanzado en Ginebra vaya a resultar exitoso debido al mantenimiento de las subvenciones a la exportación. Su director de Estudios y Programas, Juan Souto, se muestra cauto a la hora de evaluar el acuerdo. Aunque bendice la voluntad política, recuerda que la Unión Europea se ha reservado 1.400 productos en el capítulo de "productos esenciales", no sujetos al régimen general. "Una barbaridad", señala Fanjul.

 

Ambas ONGs comparten el criterio de la necesidad de protección arancelaria para los países más pobres. "Hay que proteger a los más débiles", señaló Souto. Fanjul añadió: "Nos estamos jugando la seguridad alimentaria de nada menos que 900 millones de personas que viven con menos de un dólar al día". El debate sobre el proteccionismo es importante porque difícilmente será aprobado por una OMC que pretende exactamente lo contrario: la apertura comercial. "Sesgo ideológico importante", en palabras de Fanjul. Sesgos aparte, la realidad es que 14 naciones del África subsahariana se han convertido en importadores netos de productos agrícolas desde que en los años 90 comenzara el proceso de apertura comercial. Una postura similar a la que se encuentran los países menos favorecidos, no incluidos en el G-20. Por otra parte, tampoco el G-20 tiene una postura compacta. Brasil desea apertura comercial para encontrar mercado a sus producciones mientras que China e India son más partidarias del proteccionismo.

 

Además, lo aprobado podría dar lugar a trampas. Porque no se eliminan las ayudas a la producción y éstas, lejos de decrecer, aumentan, por lo que podríamos encontrarnos ante una subvención encubierta. "El acuerdo es enormemente tramposo, aunque se cumpliera lo acordado, ya que se podría seguir manteniendo el actual sistema de ayudas desvinculándolas de la producción, para lo que no existe límite", denuncia Fanjul.

 

En cuanto a la posición norteamericana, la firma de Estados Unidos resulta muy relevante. Según IntermonOxfam, la línea de los acuerdos regionales o bilaterales está agotada, pero por otra parte, Bush tendrá dificultades para explicar este acuerdo sin que se le echen encima los demócratas en plena precampaña electoral. Este calendario político será también el que marque "los números" de Ginebra que podrían concretarse en diciembre del año 2005 en Hong Kong. Entonces, se volverá a plantear la propuesta norteamericana de recortar las subvenciones a cambio de protección social. La Administración estadounidense exige un salario mínimo en función de las variables macro de cada país. Algo muy razonable que, sin embargo, India y China no quieren firmar. ¿Por qué será?