Posteriormente concede una rueda de prensa con una ropa diferente

Veamos. Resulta que la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, conocía el fallo del Supremo desde el lunes. Según sus informaciones, el Alto Tribunal rechazaría la objeción, así que deja grabado un vídeo de respuesta contundente contra los objetores. Pero el Supremo no resuelve el lunes. Ni el martes. La cosa se retrasa al miércoles. Y parece que el fallo será más suave de lo previsto inicialmente. ¿Por qué? En primer lugar porque se sugiere al Gobierno que modifique los decretos para evitar los riesgos adoctrinadores.

Y en segundo lugar porque abre la puerta a posibles recursos contra decretos autonómicos y libros de texto. Así que Cabrera se ve forzada a convocar una rueda de prensa para valorar el fallo. Pero héte aquí que iba vestida de manera diferente y que su discurso es mucho más suave que el inicial. Así que el Supremo se salió algo -poco- de la disciplina gubernamental. Y Cabrera quedó en evidencia. Feo. Muy feo que el Supremo se someta a las directrices del Gobierno en plena batalla en la defensa de la independencia de la Justicia.

Y muy feo que la ministra tenga tan poco pudor de hacer declaraciones congeladas antes de que se haga público el fallo. Pero como la mentira tiene las patas cortas y la ministra tiene la buena costumbre de mudar su vestuario a diario, la evidencia ha quedado plasmada en las pantallas de televisión. ¿Observan Uds. alguna diferencia en las dos declaraciones de la ministra? ¿Tiene algo que ver con las puertas abiertas? A lo mejor sí, pero es un dato muy interesante, respondió el presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco. Muy prudente.