Al presidente de los socialistas madrileños le bastaba hasta ahora sentarse a esperar el cadáver de su enemigo, fuera éste Gallardón o Aguirre. No le hacía falta meterse en la pelea entre los dos dirigentes populares porque deseaba la salida de Blesa, el desgaste de Aguirre y el fracaso de Gallardón. Por eso, se puso el traje de hombre de talante y prometió no oponerse a los nuevos estatutos de Caja Madrid.
Más tarde, el pique entre el PSOE y el PP por el escándalo de las escuchas en la Comunidad de Madrid acentuó el pique entre socialistas y populares en todos los ámbitos. También en Caja Madrid. Ahora, el secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez, ofrecerá un "gran pacto de consenso" en Caja Madrid a Aguirre, en la reunión que mantendrán por la tarde a petición de ésta. El gran pacto deberá incluir al alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón. Gómez quiere más diversión: al tiempo que se presenta como hombre de consenso, promueve la entrada de Gallardón, que es algo así como poner a dos escorpiones en una caja para obligarles a luchar.
Mientras, el líder del PSM ha señalado que no le gusta la Ley de Cajas de Aguirre porque permite "la injerencia política" en los órganos de gobierno de Caja Madrid, y ha asegurado que si gana las elecciones autonómicas de 2011 la modificará para que tanto el presidente de la entidad como sus órganos de control tengan un perfil técnico.