El sistema de negociación británico es como el de los amigos maleducados. Primero entran en tu casa, ponen los pies encima de la mesa y tiran la ceniza al suelo. Cuando le muestras tu malestar, te piden "calma". Es lo que pasa cuando le abres la puerta a un amigo maleducado.

 

Los británicos se han comportado igual. Menos mal que es un país "socio y aliado" como reiteradamente se encarga de recordar la vicepresidenta De la Vega. Primero fue la visita de la Princesa Ana de Inglaterra al Peñón. Después la llegada del Tireless que se fue cuando le pareció oportuno. Ahora la patada consiste en la presencia el próximo miércoles del Ministro de Defensa británico en Gibraltar para conmemorar el Tricentenario de la colonia.

 

El Forreign Office no ha querido confirmar los detalles y Moratinos ha llamado a consultas al embajador británico en España. Por su parte, De la Vega, calificó de "inoportuna" la visita y anunció que el Gobierno tomaría las medidas diplomáticas que considerase oportunas. Y esto ha debido de sentar muy mal a los sensibles británicos que debían de esperar que los españolitos acogiéramos la afrenta con santa paz de espíritu.

 

El problema es que ni el actual Gobierno ni el anterior programaron nada para contrarrestar los efectos de estos acontecimientos más que previsibles. "No vaya a ser que rompamos nuestras relaciones diplomáticas". Todavía estamos a tiempo de elevar la verja y endurecer los controles de salida y entrada en el Peñón. O sea, aplicar Utrech.

 

Y si usted quiere manifestarles sus sentimientos a los responsables de la Embajada británica en España, puede hacerlo en

http://www.ukinspain.com/comunicacion/default.asp?IdNavSections=6&lang=es. También pueden leer un análisis sobre el conflicto de Gibraltar en http://www.iespana.es/revista-arbil/arbi-d83.htm