Según la CIA, "un tercio de sus ingresos provienen de la evasión fiscal"

 

Gibraltar tiene un producto "nacional" bruto cercanos a los 500 millones de euros. Según la agencia norteamericana de seguridad, CIA, aproximadamente un tercio provienen de su actividad financiera: cuentas corrientes opacas, sociedades instrumentales y casinos para blanquear. Eso sí, la creación de la Comisión de Servicios Financieros en 1991, ofrece mayor seguridad jurídica a un Peñón que se ha convertido en la filial soleada de Suiza: el 28,7% de sus "exportaciones" recalan en el país helvético. ¿A qué espera Solbes para meterle mano a esta sangría de impuestos evadidos?

 

El miércoles 4 de agosto se cumple el Tricentenario de la colonia británica de Gibraltar. Una anomalía histórica perpetuada en el tiempo gracias a la impericia de los sucesivos gobiernos españoles y a la voluntad británica de consolidar una situación colonial anacrónica.

 

¿Por qué ese empeño británico? Parte de la explicación es estratégica. Gibraltar es la puerta del Mediterráneo, un enclave privilegiado desde la óptica militar. Sin embargo, habría bastado con considerar Gibraltar una base de la OTAN con mando británico, algo que habría sido bien acogido por el Gobierno español, "socio y aliado de Gran Bretaña" tal y como se encarga de recordar la vicepresidenta primera, Mª Teresa Fernández de la Vega.

 

Además, Gibraltar es un puerto marítimo crucial en el comercio mediterráneo. Su puerto mercante alberga 133 barcos y supone cerca de un 25% de los ingresos del Peñón. Es curioso comprobar que 69 de esos 133 barcos ondean bandera alemana. Un dato que explica bien la voluntad del eje franco-alemán de consolidar el actual estatus de la atípica colonia.

 

Pero la actividad fundamental del Peñón es financiera. Un fenómeno acelerado en los últimos años. En 1984, los ingresos provenientes del ejército británico suponían el 60% del total de la riqueza del Peñón. Hoy, las actividades militares suponen tan sólo el 7% de la economía local. El descenso se suple con creces con una actividad bancaria desaforada.

 

Los abogados gibraltareños ofrecen sin empacho ni pudor sociedades instrumentales en 24 horas. Registran nombres y domicilian en los mismos despachos, convertidos en sedes sociales ficticias de sociedades fantasma que realizan su verdadera actividad económica en España, de donde evaden impuestos. "Las tax-exempt companies no pagan impuestos en Gibraltar y son usadas por los no residentes para evitar la imposición", señala el despacho Ellul & Co, recomendado por el Gobierno gibraltareño.

 

Este es el producto "estrella", porque el más "popular" son los depósitos bancarios, ya que los intereses están exentos de impuestos en Gibraltar. Y lo más importante: la confidencialidad, o sea, el secreto bancario, sólo levantado en caso de que la Corte Suprema detecte actividades criminales. Es decir, Gibraltar parece querer limpiar su imagen de "lavadora" de dinero sucio para orientarse en el negocio de captadora de dinero negro, opaco al fisco, pero originado en actividades lícitas.

 

Claro que el rigor de la Corte Suprema con las actividades criminales puede ser bastante laxo si tenemos en cuenta que Gibraltar alberga en sus dominios de internet a los mayores casinos on line del mundo. ¿Lavadora o afición por el juego? Este es el verdadero meollo del conflicto gibraltareño, más allá del orgullo patrio dañado por la visita del ministro de Defensa británico y los excesos verbales del gobernador del Peñón, Pedro Caruana.

 

Hablamos de cerca de 150 millones de dólares generados en Gibraltar por una evasión fiscal muy superior de origen español. El Gobierno no parece especialmente sensibilizado, quizás porque comparte el criterio británico de que la imposición necesita una válvula de escape y siempre es mejor que se escape en casa. Si es así, estaría bien que el señor Solbes lo dijera abiertamente: "Ponga una sociedad gibraltareña en su mesa".