El Tribunal Supremo ha condenado al juez Baltasar Garzón a 11 años de inhabilitación en el ejercicio de su cargo, por la intervención de las comunicaciones que mantuvieron en prisión los cabecillas de la trama 'Gürtel' con los abogados que llevaban su defensa.
La sentencia le ha sido comunicada este jueves, antes de las dos de la tarde. El juez ha abandonado el alto tribunal sin realizar declaraciones a la prensa. Precisamente el miércoles quedó visto para sentencia uno de los otros dos juicios que se siguen contra él: el de prevaricación en el caso de las víctimas del franquismo.
A partir de ahora, como le ocurrió al juez Ferrín en el caso de la adopción de la hija de una lesbiana por parte de su pareja, Garzón queda privado de todos sus privilegios como juez, de su sueldo, de sus trienios, de sus derechos laborales adquiridos, de los honores inherentes al cargo, del tratamiento y hasta de la antigüedad laboral. Literalmente queda fuera de la carrera, aunque una laguna legal impide que pierda la condición de magistrado. El juez, que estaba en suspensión cautelar desde mayo de 2010, verá reducida su inhabilitación cuando el tribunal proceda a realizar una liquidación de la pena restando el tiempo transcurrido desde la suspensión.
De inmediato, el PSOE se ha manifestado en apoyo del magistrado: el portavoz del partido en la Comisión de Justicia del Congreso, Julio Villarrubia, ha comparecido en la sede de Ferraz para hacer una valoración de la sentencia donde ha señalado que acatan el fallo pero "queremos mostrar nuestro grado de preocupación porque el juez Baltasar Garzón se ha distinguido a lo largo de su trayectoria profesional por ser una persona, un juez, un profesional que ha luchado de manera incansable contra el narcotráfico, contra el terrorismo, contra la corrupción".
Villarrubia ha añadido que en su partido se sienten disgustados "al ver que un juez español con este perfil sea condenado por un delito tan grave y que, curiosamente, además, sea el primer condenado en una trama gravísima de corrupción y es el juez instructor la primera persona que resulta condenada. Yo creo que a cualquier ciudadano de a pie esto le causa extrañeza y a nosotros nos causa, no solo un tanto de extrañeza, sino preocupación".
Presidía el tribunal que ha condenado a Garzón por unanimidad el magistrado Joaquín Giménez. Y el ponente ha sido el juez Miguel Colmenero. El resto de los magistrados eran Andrés Martínez Arrieta, Francisco Monterde, Juan Manuel Verdugo, Manuel Marchena -instructor del caso de supuesto cohecho a entidades por los cursos y conferencias impartidos en Nueva York- y Luciano Varela, precisamente el mismo instructor de la causa contra Garzón en el caso de los crímenes del franquismo.
Garzón, en el juicio por el que ha sido condenado, estaba acusado de cometer un supuesto delito de prevaricación y otro de uso de artificios de escucha y grabación con violación de las garantías constitucionales. El juez argumentó en su defensa que las escuchas se hicieron para prevenir la comisión de otros posibles delitos, como el blanqueo de dinero. Ignacio Peláez, el abogado defensor de José Luis Ulibarri, implicado en el caso Gürtel, era una de las víctimas de sus escuchas, y en todo momento negó que desde la prisión se blanqueara dinero. De hecho, Peláez pedía una pena de 10 años de inhabilitación. Los otros letrados defensores de Francisco Correa y Paco Crespo fueron mucho más duros: solicitaban una pena de inhabilitación de entre 17 y quince años.
Los fiscales Pilar Fernández Valcarce y Antolín Herrero no presentaron acusación y solicitaron la absolución del magistrado, y han seguido su línea argumental del hipotético blanqueo de capitales. De hecho, compararon el pinchazo de los teléfonos del abogado al efectuado en el caso de Marta del Castillo.
Probablemente, con suerte, si no le caen más penas por los dos juicios pendientes, Garzón no podrá volver a ejercer como juez hasta mayo de 2020. Siempre le queda la salida de interponer un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Al juez Ferrín no se lo admitieron, pero ya hay quien vaticina que a Garzón probablemente sí se le concederá. Luego está la posibilidad de recurrir al Tribunal de Estrasburgo, donde el caso del juez Ferrín duerme el sueño de los justos en un cajón, pero Garzón lo tendrá más fácil. Ya hay una campaña internacional a su favor. Los argentinos le adoran y cuelgan mensajes de apoyo en sus muros de Facebook en defensa del baluarte de la democracia, el hombre que tiene una balanza perfectamente equilibrada, tan equilibrada que reabrió un caso en el que no encontró verdugos porque estaban todos muertos.
Garzón consideró que había mala fe, fraude de ley y abuso de derecho en los hijos y nietos que querían reabrir el caso de Paracuellos del Jarama porque, según él, el genocidio no existía durante la guerra civil, cuando uno de sus responsables sigue vivito y coleando… y fumando.
Andrés Velázquez
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