Si se fusionan Iberdrola y Gas Natural, y le compran a ACS su participación en Iberdrola, Caixa y Repsol aflorarían con más de un 35% del capital. La opción española, o la de las tres sedes, más lógica, no se planteó en la reunión entre los líderes de la Caixa, Repsol e Iberdrola. Mientras, si no hay acuerdo, Florentino amenaza con echarse al monte y volver a llamar a E.ON, EDF o Suez

En la famosa escena entre el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, el de Repsol, Antonio Brufau, y el de Iberdrola, Ignacio Galán, los dos primeros planearon una fusión entre IB y Gas Natural, por intercambio de papel. Es decir, que las cifras son éstas: Iberdrola vale 47.000 millones de euros, mientras GN 16.500. Si se considera que La Caixa posee un 35% de GN y Repsol un 31%, aflorarían con un 23% de Iberdrola, a lo que podrían sumar, o al menos eso temen en Iberdrola, el 12,8% de ACS (ojo, 7,8% en acciones y el resto en derivados). Es decir, que Caixa-Repsol podría aflorar con más de un 35% de capital. Todos los socios del núcleo estable de Iberdrola no alcanzan esa cifra. A partir de ahí, podrían poner a Galán en línea de salida.

Y la verdad es que sería injusto, porque el salmantino ha situado a la eléctrica en punta de lanza del sector. Pero, en cualquier caso, está claro que podría suponer su salida de Ibergás, como podría llamarse la empresa.

Y es que ahora mismo Galán ya no tiene la presión de hace dos meses, cuando sentía el aliento de EDF en el cogote. Incluso se permite el lujo de competir con los franceses en British Energy.

Eso sí, sorprenden dos cosas: que Galán no haya contraatacado ofertando la compra de Gas Natural o bien que Antonio Brufau no haya planteado la opción española, también conocido en la jerga del sector como las tres sedes. En lugar de unir Gas Natural con Iberdrola se uniría con Fenosa, e Iberdrola y Repsol realizarían un intercambio accionarial que les protegerá mutuamente ante posibles opas hostiles.

Lo curioso es que el nuevo ministro Sebastián se evada del asunto. No debería, al menos, si se recuerda cómo terminó Endesa... en manos del Gobierno italiano.