Mientras los 20 políticos más poderosos del mundo se reúnen en Londres, en Madrid, a la entrada del Metro, veo una pegatina que dice así: Tu dinero salva a los bancos. ¿quién te salva a ti?.

En efecto, volvemos a jugar con la misma ecuación: todos los planes de reflotamiento que se les ocurren a los poderosos del mundo tienen un tinte plutocrático: consisten en coger el dinero de todos y salvar a las grandes empresas, según la teoría del chantaje: Si todo el tinglado se va a la porra no será el patrimonio de los intermediarios el que sufra, sino los fondos de pensiones de millones de personas y el ahorro de pequeños inversores. En definitiva, el problema es que contribuyentes somos todos pero sólo unos pocos, los más pudientes, tienen capacidad para cubrir sus necesidades y, una vez cubierta, aún les obra para invertirlos en bolsa.

Además, volvemos a confundir la gimnasia con la magnesia. Que no, que no hay enfrentamiento en el G-20  entre Obama y Brown, por un lado, y Merkel y Sarkozy por el otro. Es cierto, como recordaba ayer, que el modelo anticrisis franco-alemán es más eficaz, y probablemente más justo, que el norteamericano. La diferencia es muy sencilla: Washington y Londres están premiando a los especuladores financieros mientras Berlín y París subvencionan a los industriales, en ocasiones, como los alemanes como los compradores de automóviles, directamente al consumidor.

Pero son las dos caras de una misma moneda: utilizar el dinero de los contribuyentes, que somos todos, para reflotar sectores industriales o intermediarios financieros en crisis. Lo justo no es eso: lo justo es que el dinero de todos sea utilizado por el Estado para todos, es decir, prestaciones sociales bajo el principio de subsidiariedad: aquéllas donde no llegue la iniciativa privada. Si la iniciativa privada proporcionara un acceso general a la educación y a la sanidad..., el Estado no debería financiar ni eso.

Y dado que hablamos de intermediarios financieros, el odio del mundo se está vertiendo sobre los bancos y los banqueros. Y aquí conviene hacer una distinción básica que, por básica, está pasando desapercibida. Un banco es una institución espléndida, mientras se dedique a aquello para lo que nació: aprovechar el dinero de todos para aquel que lo necesita en un momento dado. El multiplicador bancario es uno de los grandes inventos de la humanidad. No es eso lo que ha producido la crisis. La crisis no la han producido los bancos sino las bolas y en concreto los intermediarios financieros, los brokers, que no es lo mismo. La confusión se debe a que, en efecto, los intermediarios financieros han sido absorbidos en su mayor parte por bancos, de tal manera que, por decir algo, el BBVA realiza una gran labor cuando da un crédito hipotecario a un joven o un descuento comercial a una empresa o un gran crédito a una gran empresa, pero no cuando tituliza toda su carrera de pequeños créditos cuando financia compras apalancadas que no crean otra riqueza que la del prestamista y la del prestatario destroza-empresas, aquellos que no se dedican a producir sino a comprar para vender.

El problema del G-20 es que no está trabajando por la actividad financiera noble, la que presta la economía real, sino con los especuladores que no crean otra riqueza que la suya... y con dinero de los demás.

Eulogio López

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