Sr. Director:
Louise Brown, la primera niña probeta, ha cumplido 30 años. Sin embargo, la razón de su existir, como la de tantos otros niños fecundados "in vitro", no fue fruto de un acto de amor tierno entre sus padres, sino consecuencia de una fría técnica experimental llamada a conseguir resultados a cambio de dinero.

El deseo de un hijo está implícito en la naturaleza de los hombres, pero no todo deseo debe de ser secundado si se manipulan las leyes naturales y afectivas que se imbrican en al acto más sagrado que puede ocurrir entre un hombre y una mujer: la generación de una nueva vida. Porque en el origen de cada ser humano late la voluntad amatoria de Dios que le concede su esencia divina, el alma, y lo nombra miembro de su familia. El hijo no debe superponerse a las leyes que marcan la procreación, porque éstas dibujan el destino de la humanidad y deben de ser respetadas para conseguir el respeto de Dios al hombre.

Pili S Montalbán

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