Ocurrió con el Rey de Arabia Saudí, y hombre fuerte durante décadas, Faisal bin Abdelaziz. Una empresa petrolera quería instalarse en el reino del crudo. Los directivos de la misma enseñaban los planos de la colonia para los ingenieros occidentales y sus familias que iban a realizar los trabajos. De pronto el soberano vio una cruz en el pliego y preguntó qué era:

-Es una capilla para los trabajadores de la planta.

-Pero eso no puede ser. En este país está prohibido construir iglesias.

Tras un momento de silencio, uno de los ejecutivos cogió una cuchilla y raspó la cruz. Problema solucionado: se suprimía la capilla y se negociaba el contrato de extracción en curso. O estamos a lo que estamos o no estamos a lo estamos. Cuando setas, setas y cuando Rolex, Rolex.

Florentino Pérez está haciendo buenos negocios en la península arábiga para el Real Madrid y para ACS. Por eso, no ha dudado en quitar la crucecita que adorna el escudo del club para no molestar al cliente. He aquí un valedor de la libertad religiosa.

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