Y es que El Mundo, junto a sus hermanos, Expansión y Marca, velan solícitos por los intereses del bueno de Florentino Pérez, un hombre atacado desde muchos frentes. Por ejemplo, Pedro José Ramírez tiene clarísimo que el culpable de todo es Ramón Calderón, que no deja de ser uno de los monaguillos que Florentino introdujo en la junta directiva y con el que aprendió todo lo que hay que saber para vaciar de contenido un proyecto, actividad también concordia como gestionar una entidad.
Parece claro que el Real Madrid está muerto pero el madridismo aún más. Lo que tiene gracia es que se busque para resucitarlo al hombre que lo fusiló. Veamos, madridismo es que un estilo de hacer deporte por el que a un chaval se le embutía una camisa blanca y se mataba por dar espectáculo. El madridismo muere con los galácticos de Florentino Pérez, a los que el madridismo importaba menos que el volumen de su chequera o como los anuncios de El País y las portadas del Hola, según depende. Es Pérez quien se presenta en sociedad futbolera con una operación de pelotazo inmobiliario y quien mercantiliza el Real Madrid, creando un mercado de comisiones en los fichajes que pervierte a todo aquel que entra en la Casa Blanca y quien destruye la cantera.
¿Qué es la cantera? Nada tiene que ver con el nacionalismo, como en el Athletic de Bilbao que ficha delanteros de Tudela porque son vascos. Un chaval inmigrante, negro como el tizón, del barrio de Aluche es tan cantera del Madrid como el de Carabanchel con pedigrí de varias generaciones nacidas en Madrid. La cantera no es, insisto, un inepto nacionalista, sino la concepción del deporte con un buen instrumento para educar a la juventud en virtudes como la disciplina, el esfuerzo, etc. Ahora bien, si esos miles de chavales no tienen la ilusión por llegar a militar en uno de los equipos más grandes del mundo, como el Real Madrid, dado que su presidente se dedica a perpetrar fichajes por todo el mundo -fichajes carísimos, fichajes que dan pábulo a la corrupción y en su mayoría unos mantas de cuidado- entonces miles de chavales de la cantera se quedarán sin meta para su esfuerzo. Por eso Pérez se cargó a la cantera y con ella el madridismo. Y con el madridismo, se cargó la humildad como seña de identidad de un club, humildad ahora sustituida por unas estrellas de cine mentecatas que sólo son ejemplo para los alumnos de las escuelas de negocios aspirantes a convertirse en intermediarios bursátiles... o intermediarios de cualquier otra cosa o persona.
Pero, cosas veredes Sancho, quien destrozó el madridismo se convierte ahora en su única salvación. De los errores se aprende. O no. Quien acabó con el madridismo no parece el más indicado para resucitarlo. Y el hecho de que se exijan unos 55 millones en avales para presentarse, asegura que el sistema plutocrático continuará.
Personalmente, me di de baja del Madrid cuando se implantó el florentinismo. Creo que voy a continuar así mucho tiempo.
Eulogio López
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