No puede enajenar Hontieff, pero sí las autopistas que le quedan, así como otras empresas como Drace, Urbaser o Cobra. La Caixa se niega a comprar su participación en Abertis. ACS cada vez es menos empresa y, cada vez más, holding financiero. La venta de Fenosa lo ejemplifica: Florentino compra, con deuda, empresas hechas y derechas y luego las revende o descuartiza para pagar la deuda y obtener beneficio
Los beneficios de las seis grandes constructoras españolas se redujeron un 55% durante el primer trimestre. Ferrovial se ve obligada a vender parte de sus aeropuertos británicos para pagar deuda y Sacyr contemplaría una posible OPA sobre Repsol, además de que, en último extremo, podría deshacerse de otros activos para mejorar su apalancamiento.Todas las grandes constructoras españolas andan más o menos igual: agobiadas por la deuda. También Acciona, aunque ésta posee el chollo de Endesa, que beneficia a los Entrecanales a costa de ceder la primera eléctrica española al Gobierno italiano.
Por una parte, ACS, cuyo presidente es Florentino Pérez, podría haber solucionado sus problemas de deuda, al quedarse como una compañía constructora de 10.000 millones de euros con 5.000 de deuda. Sin embargo, la obsesión de Pérez por derrotar a su adversario, el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, le hace pregonar por todo el veraneo hispano que se dispone a tomar el 20% de Iberdrola, aliarse con otras cajas de ahorros accionistas de la eléctrica y forzar el cese de Galán. Ahora bien, recordemos que, al vender Fenosa, ésta ya no consolida por integración global en ACS, lo que reduce su balance y su ebitda hasta extremos un tanto peligrosos.
En definitiva, Pérez está obligado a vender. La prensa alemana insiste en que la candidata es la constructora Hontieff, de la que controla la cuarta parte. Ahora bien, el beneficio de la compañía alemana tiene que mejorar, así como su cotización (ACS compró caro). Vender Hontieff ahora sería un mal negocio.
También puede vender el 25% de Abertis, pero aquí choca con un problema: La Caixa no está dispuesta a comprar. Si lo hace, tendría que lanzar una OPA por el 100 por 100 de la compañía.
Por tanto, ACS prepara un proceso de venta de activos fuera de mercado. Si no se pudiera vender ninguna de las grandes se optaría por otras filiales, como Drace, la filial de Dragados especializada en obra civil y concesiones, Urbaser (basuras) o Cobra (ingeniería).
Lo cierto es que ACS se ha convertido en un holding y Pérez más que constructor parece financiero. Desde la compra de Dragados, se ha dedicado a controlar empresas hechas y derechas (por ejemplo, Dragados), con solera, con una participación minoritaria y vía deuda, para, al final, como ha ocurrido con Fenosa, venderla, pagar deuda, obtener beneficio y volver a empezar.
Este espíritu especulador se ejemplifica en Fenosa pero aún mas en su proyecto, ya veremos si lo consigue, con Iberdrola, donde no puede acceder sino a un 20% pero con ello pretende echar al presidente y, dado que no puede controlar, revender para pagar deuda y obtener un beneficio. Eso sí, en el camino el país puede perder Iberdrola, como perdió Endesa, lo que supondría perder una empresa, es decir, perder soberanía sobre una fuerte capacidad de inversión.