En todo mercado financiero existe un sector lógico y otro especulativo. El lógico es el que justificó el nacimiento de ese mercado. El ilógico es la burbuja especulativa que camina rampante sobre el primero, sobre la economía real, que tan sólo aporta liquidez y que, desde luego, acaba por afectar negativamente.

 

El mercado del petróleo no es una excepción. Existe un mercado real del crudo. El de quien compra paquetes de petróleo para refinarlo y venderlo. Pero aún es más grande el mercado financiero o especulativo, en el que los llamados inversores financieros compran opciones sobre paquetes que nunca van a refinar. Es decir, el petróleo como mero producto de ficción, especulativo. Pues bien, esos inversores financieros son lo que hablan de "mercado fuerte", a pesar de que la jornada del viernes 30 comenzó con un barril por encima de los 34 dólares (Brent) y con un West Texas por encima de los 37 dólares.

 

Para colmo de males, el presidente de la OPEP, el indonesio Purmono Yusgiantoro, habla de un nuevo recorte de producción, que animaría aún más los precios. La senda de los 26-28 dólares hace tiempo que ha sido olvidada. Y un petróleo persistentemente por encima de los 35 dólares ocasionará, sin duda, una crisis económica, especialmente en Europa, que vive en casi permanente estado de crisis. La guerra de Iraq, a esos efectos, no ha servido para nada.