Dicen que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, no está para batallas financieras, pero bien que las utiliza cuando el interesan. Por ejemplo, en dos meses, ha ofrecido la Presidencia de Cajamadrid, que ostenta Miguel Blesa, a dos personalidades distintas: a Rodrigo Rato y a Manuel Pizarro. A Rato cuando trataba de que lee ex director del Fondo Monetario Internacional participara en la batalla por el Congreso de junio para derrotar a Mariano Rajoy, con ella de segunda: si fracasas, vino a decirle Aguirre, y a cambio de los sabrosos consejos que abandonas para entrar en liza con Rajoy, podrías ser presidente de Cajamadrid, segunda caja de ahorros del país, quinta entidad financiera española y con un poderoso grupo industrial en sus tripas (Iberia, Indra, amén de los acuerdos conjuntos con FCC y Mapfre).
Puds bien, ahora Aguirre ha ofrecido la Presidencia de tan poderosa entidad a Manuel Pizarro, otra de las víctimas de la política kleenex, usar y tirar, de Mariano Rajoy, que perdió el Consejo quizás la Presidencia- de Telefónica para hacer campaña electoral y al que ahora esperan cuatro años a lo Garzón, en el parlamento, calentando el escaño.
Y es que Aguirre está convencida de que lo que hay que hacer es cesar a Miguel Blesa, el presidente de Cajamadrid quien sólo responde ante la historia y ante José María Aznar y no hace ni caso de la institución que le tutela: la Comunidad de Madrid. Blesa ya sabe que no renovará en marzo de 2009 -hasta 2015-, así que busca acomodo. Y es que el apoyo de Aznar no es un cheque en blanco ni sirve para todo. Y más cuando Blesa, llevado de la desesperación, anda en extrañas compañías. La tradicional alianza el famoso compromiso histórico- entre Comisiones Obreras y el PP en Cajamadrid se ha convertido en un matrimonio de intereses entre el ex diputado de Izquierda Unida, José Antonio Moral Santín, a quien ha nombrado mandamás de la importante Comisión de Retribuciones y Nombramientos, además de consejero de Mapfre (para gran asombro de José Manuel Martínez, presidente del Grupo asegurador).
No sólo eso. Blesa se presta a la defensa numantina. Ha bloqueado toda influencia en la Caja de los representantes más notables del PP, especialmente de José Manuel Fernández Norniella, Estanislao Rodríguez Ponga y Gerardo Díaz Ferrán, a quienes considera espías de Aguirre. Los representantes del PSOE en la Caja se enteran de más cosas que estos tres.
Conclusión: Blesa tiene tiempo hasta marzo de 2009, eso si no se le pide que dimita antes. Lo malo es que no le sale acomodo para su retiro. Su máxima aspiración es ser presidente de la constructora FCC, con quien Cajamadrid mantiene una alianza. No olvidemos que en la próxima junta de Junio debería producirse el nombramiento. Ahora bien, Esther Koplowitz no confía en le presidente de Cajamadrid. Tampoco hay sitio en Mapfre, pues José Manuel Martínez es de la misma quinta que Blesa.
La bronca por la Presidencia de Cajamadrid provoca daños colaterales. Por ejemplo, en el futuro de Iberia; por ejemplo, en si Cajamadrid apuntala el núcleo duro invirtiendo en Iberdrola.