Cuando los dirigentes de un país marchan de espaldas al pueblo siempre terminan solos (José Luis Rodríguez Zapatero).
Sí, esa fue la heroica frase de ZP. Claro que aquello fue en otros tiempos en los que la gente salía a la calle sin que ninguna cadena de radio mintiera ni nadie las incitara, las manifestaciones no estaban politizadas, y claro... seguro, seguro, seguro que como quienes organizaban las manifestaciones eran partidos y sindicatos de izquierdas era todo el pueblo, vamos que no faltaba nadie representado allí, el que acudía a sus marchas en contra del decretazo, de la guerra de Irak, de esto, de aquello, y con tantas y tantas pancartas que quedan junto al presidente en su álbum familiar.
Pero ya sabemos que la izquierda es la única que tiene derecho en este país libre y democrático a manifestarse y que la consideren representante del pueblo. La derecha burguesa (sabida opresora del pueblo) no es, por supuesto, pueblo, ni puede representarlo. A lo máximo que puede aspirar un individuo de derechas en una manifestación es a ser detenido por estar a 10 m de un ministro de izquierdas representante del pueblo. Eso si que es un orgullo. Es que como el ministro es de izquierdas, y representa al pueblo, pues ¿Habrá que defenderlo con ningunas las de la ley no? ¿O quién va a representar a ese pueblo oprimido por el hombre de derechas detenido?
En cualquier caso ZP, al menos por coherencia, debe recordar su frase y hacer caso al pueblo bueno, bueno, a las derechas que salieron, por ejemplo ayer junto a una reconocida organización de derecha, la AVT, y junto con otras organizaciones también reconocidas de derecha dura, contra una negociación con ETA.
Todo esto parte de un problema: la sintomática obsesión del ser de izquierdas de dividir al pueblo entre derechas e izquierdas, en clases sociales antagónicas. Eso siempre ha sido peligroso y no aprenden nunca. Hay personas; no pueblos, ni sociedades, ni partes de estos ni de aquellas; de derechas y de izquierdas. Y deben ser personas que se respeten, que compartan solidariamente y que crezcan intelectualmente juntos en libertad.
Me asquean la cantidad ingente de tópicos sobre la derecha. Este es un ejempl el de que la derecha no puede salir a manifestarse. Yo, al menos, ya esto harto cansado de todo esto, y vale ya de tanta hipocresía, basta ya de esta especie de dictadura de principios de izquierdas que nos impregnan los circuitos de la movilidad intelectual y nos hacen ser menos libres. Yo quiero decir que soy de derechas, que soy demócrata, que soy liberal sin miedo a nada. Eso por desgracia hoy es difícil decirlo sin que, al menos a la espalda, te tachen de facha.
Adolfo Juan Rodríguez García
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