Sr. Director:
El argumento de más peso que he escuchado contra la objeción a la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC) es el de que la objeción podría extenderse a otras asignaturas.
Porque, efectivamente, educar en valores y educar en conocimientos es lo mismo. Si se objeta EpC se podrá objetar matemáticas: dos más dos no son cuatro a menos que se esté de acuerdo, en conciencia. Yo pienso que no se puede objetar en conciencia porque, realmente, la conciencia es una invención abstracta sin contendido ni objeto real, un instrumento sólo útil para lavar el cerebro de los ciudadanos. La única conciencia real es la que emana del poder democrático, del dictado moral plasmado en leyes que tiene su origen y fundamento en el pensamiento de quienes ostentan el poder político de un pueblo.
La EpC es educación en conocimientos porque los valores que forman su contenido son reales desde el momento en que las autoridades los han definido como tales. La invención de conceptos, si tiene su origen en el poder político democráticamente constituido, es puro conocimiento. Esa es la grandeza de la libertad y la democracia.
Pero poco avanzaremos en libertad y democracia, en igualdad real y justicia para todos si los funcionarios que administran a los ciudadanos no han "progresado adecuadamente" como ciudadanos, si los contenidos reales y democráticos de EpC no forman parte del bagaje intelectual que se evalúa en los procesos selectivos del personal funcionario. En esto consiste la grandeza de la democracia: que si un día los sicópatas y sociópatas son mayoría o son capaces de establecer alianzas de progreso, los postulados propios de estas personas puedan convertirse en conocimiento real inobjetable. De momento ya lo han conseguido los estultos y eso es un gran logro para toda la humanidad.
Serafín García Herreros
serafingh@hotmail.com