Por una parte, Mel Martínez, exiliado cubano, senador republicano por La Florida. De otra, Ken Salazar, senador por Colorado del Partido Demócrata. Son los dos primeros hispanos en entrar en la Cámara alta estadounidense, la más importante, la más aristocrática, y, por qué no, la más racista, al menos en el pasado. Extrapolando a la población, de los cien miembros que componen la Cámara, los hispanos deberían contar con 14 representantes. Por ahora son dos, algo es algo.