Las leyes se debaten cuando son proyectos, cuando aparecen en el Boletín Oficial del Estado (BOE) simplemente se aplican.
Quizás por ello, muy pocos se enterarán de que el martes día 9 comenzará a destripar embriones humanos (en fino, desarrollo de líneas celulares) el matadero que la Junta de Andalucía ha montado en Granada, con financiación pública y de la Caja de Ahorros de Granada (¡Ánimo!: todo aquel que tenga cuenta, domiciliación de nómina en la Caja Granada que la retire, y el próximo crédito, en cualquier otra entidad), bajo el nombre de Banco de Células Madre.
Lo más gracioso es que el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, uno de los personajes más nefastos que haya podido parir la política española (y mira que de nefastos andamos saciados), ha dicho que el próximo día 9 podemos ya empezar a ejecutar el trabajo. Y es un término bien empleado, don Manuel: ejecutar, esta es la clave. Comienza la ejecución en masa, con los embriones humanos procedentes de la FIV, y con los futuros clonados. Es decir, que las ejecuciones masivas comienzan en Granada.
Habrá que insistir: la batalla por los embriones es tan terrible como la del aborto. Un grupo de científicos se han empeñado en ser como dioses y están dispuestos a conseguirlo a cualquier precio. Y lo más grave es que el feto tiene apariencia humana, mientras que el embrión semeja un conjunto de células. Unas células donde radica el genoma humano individuado, es decir, donde están las características básicas de una persona, sólo que no lo parece a simple vista, y de ello se aprovecha el Imperio de la muerte.
Naturalmente, todo la investigación ejecutada por Manuel Chaves, a la que pronto se sumarán otras instituciones reforzadas por el Gobierno Zapatero, que no ha necesitado modificar mucho, dado que se lo dejó en bandeja el Partido Popular, y, más en concreto, la reforma legislativa promovida por la entonces ministra de Sanidad, Ana Pastor, que logró engañar a no pocos estamentos clericales.
Naturalmente, hay alternativas, como son las células madre no embrionarias. Estas células adultas son las únicas que han conseguido avances en la curación de enfermedades, mientras que la implantación de células procedentes de embriones no sólo conlleva la muerte de un ser humano, sino que, además, especialmente cuando se trata de tejidos cerebrales, pueden provocar tumores.
Es igual, la gran estafa continúa. Por ejemplo, RTVE, la televisión pública española, lanzaba el pasado sábado 6 un repugnante reportaje donde se utilizaba a un pobre enfermo de Parkinson, bajo el eslogan de que sólo la investigación con células embrionarias podría salvar su vida. Me recordaba cuando todo locutor que quería alcanzar el éxito en una revista televisiva invitaba a su programa al boxeador Perico Fernández, capaz de ensartar, pobre hombre, una tontería con otra, para burla de los más vulgares. Hoy, la telebasura utiliza a Jesulín de Ubrique o a Belén Esteban con el mismo propósito o a un enfermo desesperado para vender el destripamiento de embriones. En verdad, hay algo peor que la telebasura, que sólo utiliza la entrepierna como reclamo : por ejemplo, Informe Semanal y la Noche Temática, es decir, los dos productos presuntamente señeros de la televisión pública española se han convertido en la peor de las telebasuras: en la telebasura más manipuladora, por pedante y erudita.
Hasta Schwarzenegger se nos ha vuelto progresista porque ofrecerá los destripa-embriones a los científicos que juegan a ser dioses 3.000 millones de dólares para que jueguen a eso, a ser como dioses, que es algo bello e instructivo. Schwarzenegger no tiene la culpa. Él sólo es un actor y sus bíceps son más grandes que su cerebro (esto no es un insulto, es un dato).
Y en el Reino Unido, el Gobierno de Su Graciosa Majestad, que aunque no lo crean es el de Tony Blair, país pionero en la eugenesia, se dispone a seleccionar niños por clonación para que no padezcan cáncer (todavía no sabemos qué culpa tiene la genética en el cáncer y cuál el ambiente o el tipo de vida, pero es igual).
Y el ABC, prototipo de la prensa de derechas, recuerda que no se puede establecer discriminaciones entre las distintas regiones. Esto es importante. Por ejemplo, si se ejecutan embriones en Andalucía, donde mandan los socialistas, deben poder ejecutar en igualdad de condiciones en Valencia, donde impera el Partido Popular. Lo otro es discriminación pura y dura. Discriminación en el homicidio, ciertamente, pero discriminación a fin de cuentas. Aquí, o asesinamos todos o no asesina nadie, que ya está bien de privilegios.
Estamos, en efecto, en la era del embrión, que convive con la era del aborto a mayor gloria de la estupidez de todos ustedes nosotros que diría don Manuel Chaves.
Eulogio López