Encima, tenemos un presidente del Gobierno tan ignorante como soberbio, razón por la que predica humildad. Es el insigne represente de la España de las dos españas, del guerracivilismo, hasta en su discurso económico: "¿Quiere saber cuál es la receta de la derecha"? le espeta al líder de derechas. Por lo demás, ni una sola idea, dentro de un empecinamiento cazurro que ya sólo entienden sus más sectarios seguidores. Miguel Sebastián no entiende el no a la energía nuclear, pero es que, en esta materia, la opinión de la feminista Leyre Pajín, tan ignorante como su jefe de filas, puede más que la de Sebastián. No entienden que la promoción de las exportaciones españolas puede acabar por convertirse en el principal problema de la economía española, pero es que en este punto, pesa más la opinión de la vicepresidenta del Gobierno, más amiga de financiar sus bailes públicos en Mozambique y de obligar a las empresas a la cuota paritaria en sus Consejos que a equilibrar la balanza de pagos.
Con esos mimbres, no era de extrañar que surgiera la economía del ensañamiento con el ciudadano. La careta cayó con la última huelga de transportistas, donde a los camioneros con el agua al cuello ZP les responde con un apoyo incondicional a las grande empresas y con antidisturbios para pequeños y autónomos, a los que trató como si fueran delincuentes. A partir de ahí, vale todo. Basta con cuidar a las clases pasivas, su mercado más fiel, y a su flota mediática.
ZP es ignorante, soberbio y rencoroso. Hasta ahora su "Brunete mediática", la más efectiva y terrible con la que ha contado ningún presidente de la Democracia española, le ha mantenido a salvo de su verdadera faz. Pero es que, hasta el momento, la ha tocado gobernar con vacas gordas, y donde no hay harina todo es mohína. Ahora, en época de vacas flacas, sencillamente, no sabe qué hacer. Y la gente empieza a notarlo.
Eulogio López
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