El directivo subrayó, además, que la pena capital jamás será erradicada mientras exista el aborto, que es una condena a muerte contra millones de inocentes y supone criminalizar al feto por el mero hecho de existir.
Estamos ante un trágico ejemplo de hipocresía de la sociedad actual: se reclama clemencia para un criminal, pero se condena a muerte a un inocente por el mero hecho de existir. Es decir, que se pretende dar a la madre el derecho a defenderse de un inocente, lo que es una contradicción y una injusticia evidentes, subraya el director de la Fundación Vida.
En este sentido, Manuel Cruz lamentó que la ONU, supuesta garante universal de la vida, e impulsora de una moratoria contra la pena de muerte, sea uno de los principales adalides de la promoción del aborto, destinando millones de dólares a su desarrollo dentro de los llamados derechos reproductivos, que antepone frente al derecho a la vida del no nacido.
Es una paradoja que el Mundo se movilice contra la condena a muerte, a la vez que se extiende y se promueve cada vez más la legalización del aborto y la eutanasia como derechos humanos, cuando atacan de raíz a la vida de las personas más indefensas, analiza la Fundación Vida.
En pleno siglo XXI, los avances en ginecología, medicina y biología han dejado meridianamente claro que la vida comienza con la concepción, y que lo que se elimina con el aborto es un ser humano con todos sus derechos.
Pero pesan más los intereses económicos de las multinacionales abortistas y el expandir la cultura del placer y el hedonismo que ayudar a las madres en situación de riesgo a asumir su responsabilidad y evitar que cometa un error que arrastrará de por vida, con secuelas físicas y psicológicas.
Desde que se legalizara el aborto, el número de interrupciones voluntarias de embarazo no ha parado de crecer, y ya se ha eliminado a un número equivalente a la cuarta parte de la humanidad. Pero, lejos de intentar detener esta sangría, se promueve una educación sexual irresponsable, con una concepción de la persona como objeto sexual, que está provocando el aumento de los embarazos inesperados, y, para solucionarlo, en lugar de educar en responsabilidad, se anima a lo contrario, a deshacerse de lo que te moleste, aunque sea otro ser humano.
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