El presidente del Santander Central Hispano (SCH), Emilio Botín, acudió a la City londinense para presentar su plan de compra del Abbey National Bank: calendario y expectativas de sinergias. La cita coincidió con la luz verde de la Comisión Europea y la retirada de la puja del HBOS.  ¿Casualidad? De momento, el mercado sigue castigando al comprador, SCH, que el miércoles 15 se dejó un 2,67%, mientras que el retirado HBOS ganaba un 3,29%. Por su parte, la novia en liza recortaba un 6%, tras desinflarse las expectativas de contraopa. No en vano el Abbey cotizaba por encima de la oferta realizada por el Santander.

Don Emilio estaba pletórico. Si consigue convencer al 70% de los socios de la "abadía" británica, se convertirá en el décimo banquero del mundo. Y eso es importante. Tanto como para esforzarse en hablar en la lengua de Shakespeare, que, digámoslo finamente, no domina lo suficiente. Pero Botín desea dar gusto al mercado británico dirigiéndose en su idioma. Quiso quitarse la boina de Paco Martínez Soria para dar una imagen cosmopolita propia del décimo banquero del mundo. Y le salió bastante mal. Porque su atascado inglés le hizo recuperar la boina a marchas forzadas. ¿No habría sido mejor que hubiera gozado de un traductor simultáneo o que un segundón JASP hubiera pronunciado su discurso?

Ahora que se acerca el 12 de noviembre -fecha prevista para culminar el proceso de fusión-, don Emilio podría aprovechar para acudir a una academia de inglés. Pero cuidado, señor Botín, si al ir a preguntar en la puerta sobre la agencia le responden "if, if, between, between", desconfíe. Si le ofrecen un crédito al consumo ligado a la prestación del servicio, desconfíe más todavía. Y si piensa que "moro viejo no aprende lengua", comience a meditar sobre su sucesión.