Las subvenciones a las energías renovables supondrán este año 2.360 millones de euros, un 14% del coste total de producir electricidad

En principio todo el mundo, y en especial, los gobiernos, tratan de que la tarifa de la luz no suba. La luz se paga todos los meses, y es el servicio doméstico primario que más revisan las familias. Y no es de los mayores, que conste, pero siempre asusta. Es lo mismo que le ocurrió a Ana Botella con el butano: durante los ocho años que estuvo en Moncloa se empeñó en que la bombona no subiera o subiera lo mínimo, pues consideraba que su subida era muy impopular y que lo usaban las clases más necesitadas. Es lo mismo que ocurre con el gasóleo, que, en nombre de la filantrópica ayuda al campo acaba por beneficiar a los mercedes que el señor Abelló, o cualquier otro millonario con finca, posee en el campo. Lo de Zapatero es aún más grave, dado que su obsesión eco-verde, las famosas energías renovables, nos están saliendo por un ojo de la cara.

Veamos: El Gobierno no sube la tarifa para adecuarla al coste de producción por dos razones: por la misma demagogia botellana y para subvencionar renovables, de las que se benefician otros menesterosos, como la familia Entrecanales, la familia Benjumea y todas las eléctricas españolas.

En cualquier caso, la tarifa de la luz, en principio, va a subir un 11%, cuando lo cierto es que el coste de generación, incrementado por las primas o subvenciones a las renovables, exigiría una subida mucho mayor. Ahora mismo, según cifras del sector, el déficit de tarifa acumulado desde 2003 suma 9.400 millones de euros. O mejor: el déficit previsto por el propio Gobierno para 2008 serían de 4.750 millones de euros. Hagan cuentas: el coste total de generación del servicio eléctrico en España supone algo más de 17.000 millones de euros. Esto supone que las primas a las renovables -2.356 millones-, el impuesto verde, supone un 14% más del coste total.

Y lo que es peor, el déficit de tarifa acumulado roza los 13.500 millones de euros. No es de extrañar que la Comisión Nacional de la Energía pretenda que el déficit sea pagado con cargo a impuestos. Ahora bien, lo lógico sería que no hubiera déficit y que se recurriera a la energía más barata y que menos CO2 emite: La nuclear.