El diario económico Expansión. El más vendido de España titula en portada (jueves 4): EEUU votó seguridad y valores morales. Insisto : hablamos de prensa salmón, tan poco adicta a los valores morales. Aún más, el titular, en verdad afortunado, no responde al contenido de la crónica principal que encabeza, firmada por Isabel Lafont, quien emplea términos como el derecho al aborto, curioso derecho, y califica de conservadores a esa mayoría que votan valores morales. Y yo, convencido de que no hay nada más revolucionario que la moralidad, nada menos conservador que una serie de valores, exigentes y terribles.

En cualquier caso, resulta que según una encuesta de la CNN, que de eso estamos hablando, el 89% de los que votaron por Bush lo hicieron pensando en una serie de valores morales. (Por cierto, una aclaración: en contra de los que se viene repitiendo, un tópico falso más, la comunidad hispana -odio lo de latina- no votó por Kerry, sino por Bush. Otra cosa es la comunidad negra, pero no los hispanos). También votaron pensando en su seguridad, pero, sobre todo, según cuenta Expansión, por los principios morales.

Naturalmente, Bush se ha caracterizado por prometer la abolición del aborto, del matrimonio gay y por reducir al mínimo posible la investigación con embriones humanos utilizados como cobayas. Es decir, que al hombre más poderoso del mundo no le han votado por sus grandes dotes diplomáticas, parece claro que no, ni por su capacidad como gestor económico, habilidad siempre discutible, sino por defender la vida humana y la familia. Y así, un periódico económico, tan ajeno a todo tipo de debate ético o moral, un periódico moderno, y la televisión más progresista del mundo, la CNN, que se supone entiende por valores los que cotizan en bolsa, acaban sentenciando que el hombre más poderoso del mundo vuelve a serlo por razones morales. Para ser más exactos, por lo de dos valores de moda: la vida y la familia. A partir de ahora, ya nadie podrá obviar el debate sobre estas dos cuestiones claves: el cinturón del miedo y la opresión del silencio terminaron.

La frase favorita de Emilio Botín, presidente del Santander Central Hispano, es que lo que no son cuentas son cuentos. Pues bien, al parecer, existen algunos cuentos, que no saben nada de cuentas, y que condicionan todas las cuentas de los sectores públicos y privados en los cinco continentes incluidas las del propio don Emilio, para el que no es indiferente que en la Casa Blanca resida Bush o resida Kerry.

Eso sí, Expansión se emociona (es comprensible, oiga usted, tras la campaña mundial anti-Bush) e introduce en el mismo saco de los redichos valores morales a José María Aznar, por aquello de su simpatía con Bush. Hombre, no. En materia de familia y vida, los ochos años de aznarato fueron un desastre, una bola de inmoralidad manifiesta.

Por otra parte, la borrachera del triunfo bushiano ha hecho olvidar que también la paz forma parte de esos valores morales que, según los norteamericanos, distinguen a Bush. Desde la Embajada española, y desde la comunidad empresarial norteamericana en España, continúan llegando a las redacciones, al menos a Hispanidad, mensajes sobre un cambio de George Bush, durante su segundo mandato, sobre todo en lo referente a la política antiterrorista. En definitiva, al empecinamiento en matar moscas, más bien arañas venenosas del tipo Ben Laden, a cañonazos, es decir, con invasiones militares. Porque en eso sí tenían razón los críticos al triunfador de las elecciones estadounidenses, especialmente Juan Pablo II, que fue quien más advirtió sobre las penalidades que atraería la guerra de Iraq. En definitiva, Bush debe ser fiel a su promesa en materia de vida y familia, y debe, al mismo tiempo, variar su política antiterrorista. Porque ahí no está siendo muy moral, es decir, está siendo conservador, es decir, no está lanzando la revolución de paz que necesita el mundo ante el nuevo tipo de guerra que plantea la violencia terrorista.

Eulogio López