Sr. Director:

En nuestro habitat patrio, no paran de salir nuevos especímenes. Dicho sea sin ánimo de ofender a algunos políticos, aunque a fe, que a veces algunos merecieran tal consideración. Después del lince madrileño (al menos sus heces), pasamos a conocer a Iwalli, el sucesor de Copito de Nieve, que tras comunicarse con sus cuidadores en inglés por diversos zoos del mundo, lengua franca de nuestro tiempo, está ahora recibiendo clases de catalán.

Pero el tema de los primates sigue estando en el candelero, después de que los Padres de la Patria se dediquen a establecer una ley, que dé derechos humanos a los simios. Equiparar ontológicamente a humanos y primates es absurdo, perjudicando las posiciones realistas de quienes tenemos una sensibilidad por los problemas medioambientales. Máxime cuando los derechos siguen siendo violados en medio planeta y en nuestro caso, no se asegura a los nasciturus.

Los monos de Gibraltar tendrán envidia del nuevo estatus del que gozarán sus congéneres en estos pagos, pero con medidas de este tipo, no hay duda de que el eslabón perdido parece habitar entre nosotros, en este circo celtíbero de tres pistas.

Javier Martínez Soto

jamarso@yahoo.com