- El caso Urdangarín persigue la abdicación del Monarca en Felipe VI su heredero… para tumbar a éste después.
- La abuelita y el visionario.
- Rouco conspira con la patronal y la derechona contra el pueblo. Soraya lo sabe.
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Los dos enemigos de la propiedad privada. El desastre Toyota y el desastre TÜV Rheinland
Escribo esta historia de crisis, de crisis dinástica, horas antes de que Iñaki Urdangarín, Duque de Palma, comparezca en un juzgado de Mallorca para responder sobre sus presuntos enjuagues económicos.
Esta es la historia de un aburrimiento, del tedio profundo que me produce la hipocresía reinante alrededor de los Duques de Palma.
Miren ustedes, si Urdangarín ha aprovechado su parentesco con el Rey de España para lucrarse con subvenciones públicas, que sea condenado y devuelva lo sustraído. Punto y final.
Pero mucho me temo que no estamos hablando de un caso de aprovechamiento de un nombre, cargo y distinción, sino de otra cosa, ahora que se ha abierto la caza del hombre y todo malnacido de la piel de toro disfruta haciendo leña del árbol caído. Pero de esta historia, y, sobre todo, de la reacción a esta historia, es bella e instructiva, y permite extraer varias conclusiones:
1.El pueblo español, de suyo iconoclasta se ha lanzado a cargarse, no a Iñaki Urdangarín o la Infanta Cristina de Borbón, sino a la Monarquía. Y antes de cargarse una institución con 1.300 años de historia, o si se quiere, 1.500, desde la conversión de Recaredo al cristianismo, conviene pensárselo dos veces.
2.El problema de Juan Carlos I no es su hija Cristina sino su hijo, el príncipe heredero, Felipe de Borbón. Y el problema es muy sencillo: en la Europa actual, los reyes son, antes que otra cosa, una referencia moral para el pueblo. Y si no son tal, entonces no son nada.
La monarquía representa la esencia de España y la esencia de España es la fe cristiana. Pero resulta que el heredero nos ha salido progresista, es decir, relativista. Y el relativismo, además de inconsistente, es anticristiano porque postula que "nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira".
Es decir, que, si me fuerzan, cambio las tornas: el problema de Juan carlos I no es un yerno Urdangarín sino su nuera, Letizia Ortíz, futura reina consorte de España.
El ambiente progre que reina en Zarzuela es el verdadero enemigo de la dinastía borbónica. Por eso el grupo PRISA está tan feliz: ha conquistado La Zarzuela como siempre se ha hecho en el ambiente monárquico: mediante un enlace matrimonial. Y miren ustedes, la monarquía española será católica o no será.
El fichaje de Javier Ayuso como jefe de prensa de la Real Casa no es sino un paso más en la 'progresización' de la Zarzuela. Ayuso, de la escuela PRISA, se ha estrenado con un comunicado en el que se niega, aunque sólo por elevación, que doña Letizia apoyara en Chile el matrimonio homosexual. Las conclusiones son demasiadas obvias como para redactarlas.
Ayuso fue antes portavoz del BBVA, el segundo grupo bancario español, presidido por Francisco González, fiel representante de la derecha pagana y progre-capitalista española. Probablemente, el banco que más dinero ha destinado a ganarse el favor de la prensa progre de izquierdas, El País, y da la prensa progre de derechas –El Mundo-. Más dinero que el Santander, que ya es decir.
3.Y hablando de El Mundo. La tercera reflexión es que la caída de Urdangarín tiene una pareja protagonista: Pedro J. Ramírez, director del diario El Mundo y doña Letizia. A Pedro José, el amigo Urdangarín le importa un pimiento. Lo que quiere, porque es de lo que vive, es que el Rey abdique en su hijo. Este matonismo periodístico es lógico: Pedro José ha fraguado toda su trayectoria personal en expulsar presidentes, ministros y empresarios a fuerza de escándalos económicos más o menos exagerados. Recordemos que para los progres sólo hay un pecado: violar la ley en materia pecuniaria. Si consigue que el Rey abdique, añadirá una muesca más a su revólver, probablemente la muesca más preciada. Él saldrá ganando pero todos saldremos perdiendo. Y, en el entretanto, el matrimonio de herederos no cae en la cuenta de que, tumbado Juan Carlos I irán a por Felipe VI.
La abuelita y el visionario
Nuestra protagonista supera con creces los setenta. No es abuela, pero sí tía y tiene sus ahorros. Así que, que quiere hacer una donación importante a sus sobrinos. Avisa a su caja de ahorros –ahora convertida en banco, modernidad obliga-, y les pide que preparen 25.000 euros, que pasará a recoger "el próximo miércoles".
Y pasó, ya lo creo que pasó, sólo que en la sucursal le dijeron que no tenían el dinero. "¿Cómo que no tienen mi dinero?". Pues que no. "¿Y cuándo lo van a tener?". Pues vuelva usted el viernes.
Puede ser un error del director ciertamente, o de la distribución de fondos, porque los bancos no acostumbran a informar sobre su sagrado labro de custodia… al propietario de lo custodiado.
O podría ser algo más, eso que ocurre en los pánicos financieros. Porque oiga, las cifras oficiales aseguran que los depósitos bancarios se reducen en los bancos, que la gente ha vuelo al calcetín, al colchón y a alquilar cajas de seguridad un negocio con mucha más oferta que demanda. Pánico financiero a pesar de que, según la legislación vigente, el Estado español asegura 100.000 euros a cada propietario de cualquier cuenta corriente en caso de quiebra bancaria.
El problema es cuando –historia de crisis profunda- la gente ya no confía en los bancos ni en el Estado como salvaguarda de último recurso. El último paso de esa crisis de confianza consiste en no fiarse, tampoco, del vecino. A partir de ahí llega la bancarrota, pero la bancarrota moral, que no es falta de liquidez, sino falta de confianza.
De la abuelita al visionario, No es coña. Esta es la historia de una persona instruida, licenciado en Ciencias de la Información –vulgo periodismo- compañero de profesión. Nuestro hombre cree, a pies juntillas, en un tercero, un personaje curioso, de profesión funcionario, de vocación visionario, quien ha tenido a bien comunicarle que, en breve, en todo el mundo mundial, comenzarán los pillajes. En su visión –porque hablamos de un vidente, como creo haber dicho antes- observa gente asaltando chalets adosados. ¡Cosa más rara! ¿Y por qué la toman con los adosados? Pues está clarísimo, porque el que posee un adosado, en la febril mente de los impecunes, es un tipo de posibles pasta, con mucha pasta gansa oculta… en el calcetín.
Y como para dentro de nada habrá cundido el caos y la anarquía nuestro iluminado ha 'visto' a multitudes harapientas –o sencillamente, con cara de mala uva- asaltando vallas de adosados para apropiarse de la riqueza ajena.
El origen de esta crisis económica es la inmoralidad de una sociedad donde abundan los que han prescindido de Cristo para centrarse, no ya en el hombre –que es la primera víctima de la ausencia de Dios- sino en sí mismo. Y la cosa empieza en la egolatría pero acaba en el manicomio, porque nadie es tan tonto como para tomarse en serio sin que su psique sufra daños irreversibles. Se empieza en el egoísmo, en la tomadura de pelo del grande –banco-al pequeño –cliente- y se acaba en la visiones sobre asaltos a adosados.
Créanme: la crisis no es tan preocupante como el egoísmo que lo provocó y es más fácil salir de la crisis que salir del loquero.
Rouco conspira con la patronal y la derechona contra el pueblo. Soraya lo sabe
Esta es la historia de la progresía socialista española. Historia de crisis, de crisis mental. La protagonista es la nueva portavoz parlamentaria del PSOE, Soraya Rodríguez, que ha estrenado cargo y figura con unos muy atinados comentarios acerca de la Reforma laboral del Gobierno Rajoy: conspiración secreta de la derecha pepera, con la CEOE y la Conferencia Episcopal "para perpetrar los mayores recortes sociales, civiles y económicos a la sociedad española".
¡Ajajá, te pillamos Rouco! Rodríguez, una señora muy bien informada, sabe de las andanzas del cardenal presidente de la Conferencia Episcopal, en connivencia con la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, y con el presidente de la patronal Joan Rosell, que en lúgubres covachas ministeriales perpetran la conspiración contra el pueblo trabajador.
Este es el caldo de cultivo del PSOE, que lidera Rubalcaba, el mismo que ha llevado a una diputada socialista, no Rodríguez, a lanzar un sms con el siguiente mensaje: "siempre digo que España quemamos pocas iglesias y matamos pocos curas". Que eso es lo que piensa realmente el Rubalcanismo y el mester de progresía español. Porque los deseos más íntimos sólo se expresan en la 'intimidad' oculta de un mensaje corto o de Twitter, no en la tribuna pública. Por ejemplo, el deseo de incendiar templos o asesinar cristianos.
Los dos enemigos de la propiedad privada. El desastre Toyota y el desastre TÜV Rheinland
La propiedad privada es la clave de las libertades públicas. Pero su principal enemigo no es el Estado –o lo es, simplemente, por ser grande- sino también los tres tipos de grandes propiedades: la multinacional, los mercados financieros y las empresas reguladas.
De los bancos ya he hablado en la anterior historia En esta segunda, me centraré en una multinacional y una empresa de Inspección técnica de vehículos. Para ser exactos, en Toyota y en la ITV, TÜV Rheinland.
Es la historia del propietario de un vehículo Toyota, 14 años de antigüedad. Las empresas de inspección no son sino una regalía del Estado para forrarse con un negocio de sopa boba: no tienen que competir porque ofrecen un servicio de suscripción, es decir, de pago, que es de obligatorio cumplimiento por parte del ciudadano, es decir, del pagano. Todavía no se ha demostrado que sirva para algo, pero está claro que no responden ante el cliente, sino ante el poder que les otorga la concesión.
El vehículo llevaba 10 años de revisiones sin ningún problema pero, mira por dónde, el celoso funcionario de la ITV descubrió que el número de bastidor –veinte digitos- no coincidía con el de la ficha técnica… ¡en una de las letras! Y aquí comienza el calvario del propietario pagano, del cliente, del pequeño propietario de un automóvil más que usado.
El fallo es del fabricante, la multinacional japonesa Toyota, pero eso a Toyota le importa un rábano. Es el comprador quien corre con la multitud de gestiones necesarias para cambiar una letra en un papel. Es Juan español quien se somete, no por gusto, a los nuevos métodos de las multinacionales: todo hay que hacerlo por teléfono, gastos con cargo al usuario. Mucha amabilidad en una señorita que "abre un expediente" y que utiliza medios funcionariales: retrasos en la solución del problema, constantes exigencias de nueva documentación -¡y el fallo era suyo!- y así hasta vencer el plazo que los otros funcionarios de negocio de sopa boba, TÜV Rheinland, habían otorgado graciosamente para no inmovilizar el vehículo.
Al final, como un gran favor hacia el inocente puñeteado, el grupo multinacional TÜV decide ponerse en contacto con el grupo multinacional Toyota para graciosamente, concederle al atribulado pagano de ambos la oportunidad de poder seguir utilizando su propiedad privada pequeña, es decir, su automóvil.
Y todo ello vuelve a hacer realidad el viejo dicho de Chesterton: "¿Qué más me da que todas las tierras del condado sean propiedad del Estado o lo sean del Duque de Sutherland?". En efecto, tanto las grandes propiedades privadas como el Estado son ingobernables por ser grandes y, encima, abusan del pequeño.
Con razón aseguraba el mismo Chesterton –por cierto, aconsejo a los madrileños acudir al Congreso del CEU sobre su persona- que a toda megapropiedad había que freírle a impuestos hasta que volviera a ser pequeño. O eso, o fisionarla.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com