Pretenden que el gobierno brasileño se comprometa a prohibir la práctica del aborto
Este miércoles viaja Benedicto XVI a Brasil (del 9 al 13 de mayo). Ya hemos informado de las presiones de los grupos promuerte para que Lula legalice el aborto antes de la visita del Papa aprovechando que no está en la carrera de la reelección. Actualmente el aborto está prohibido en Brasil salvo en casos de violación o cuando exista riesgos físico para la vida de la mujer. La propuesta de aumentar la despenalización a los supuestos de malformación del feto está siendo discutida desde hace mucho tiempo en el Congreso
Pero desde el Vaticano también se fuerza para que antes de la visita del Papa haya un compromiso por parte del Ejecutivo Lula para que se blinde jurídicamente la prohibición de la práctica del aborto en Brasil, según publicó este domingo el diario Folha de S. Paolo. Según este diario, el gobierno podría estar dispuesto a la firma de algún tipo de protocolo, aunque otras fuentes señalan que Lula tratará de evitar los temas polémicos centrándose en los asuntos sociales como el combate de la pobreza o la Bolsa Familia, un programa social muy ambicioso desarrollado por el Ejecutivo Lula.
Aunque la Iglesia católica está en contra del aborto en todos los casos, el acuerdo propuesto consistiría en mantener el actual ‘status quo', frenando la presión a la ampliación de la despenalización del aborto. En el concordato propuesto por la Santa Sede, también se incluye un compromiso del gobierno brasileño la enseñanza obligatoria de la religión católica en las escuelas. Una propuesta que según Exteriores entraría en contradicción con la definición constitucional de Brasil como estado laico. En todo caso, el secretario de Estado, card. Bertone, insiste en terminar un concordato antes de finalizar el año que ofrezca estabilidad a las relaciones entre la Iglesia católica y el estado brasileño.
Obviamente el asunto de la vida formará parte de la agenda del Santo Padre. Pero además, la atención de la visita de Benedicto XVI se centra en la polémica desatada por su intención de no recibir a los indios brasileños, en contra de lo que ocurrió en las visitas de 1980, 1991 y 1997 de Juan Pablo II. De acuerdo con el Consejo Indigenista Misionero, Saulo Feitosa, el consejo ha recibida multitud de peticiones de las comunidades indígenas pidiendo un encuentro. Sin embargo –según la prensa local- los obispos brasileños respondieron afirmando que la agenda del Papa ya estaba llena.