Por boca del secretario de Estado, Angelo Sodano, el Vaticano ha lanzado un mensaje de apoyo al nuevo Gobierno iraquí, que se ha personificado en el  nuevo presidente del país, Ghazi Ajeel Al-Yawar, que ha sustituido a la Administración civil norteamericana. El cardenal Sodano pide al nuevo Gobierno que se respeten las libertades públicas, entre ellas la libertad religiosa.

 

La verdad es que la presencia de determinados líderes religioso-políticos chiítas, la instauración de la pena de muerte, así como la presencia de fundamentalistas sunitas (que también los hay) preocupan en el Vaticano y preocupan al nuevo Ejecutivo de Bagdad.

 

Por lo que respecta a la comunidad financiera internacional, parece ocurrir algo parecido. En los mercados se tiene la sensación de que el nuevo Gobierno iraquí no conseguirá imponer el orden y mucho menos una democracia. La reacción del mundo económico al traspasado de poderes ha sido, por ello, inexistente. Nadie apuesta un euro por el futuro de Iraq en todo el área OCDE. Como mucho, esperan que el conflicto permanente no termine en Guerra civil y que a la dictadura de Sadam le sustituya otra dictadura, probablemente producto de un pacto de convivencia entre kurdos y chiítas.